Estimación de la inflación de enero 2013

El dato promedio de Inflación Verdadera para el mes de enero es del orden del 1,5%, presentando una pronunciada suba punta a punta (desde un ritmo de 1% a uno de 2%). La inflación anual sigue en torno al 25%. El mencionado ascenso de la inflación a lo largo del mes es una posible razón para el congelamiento de precios anunciado pocos días después que la presidenta dijera por cadena que este instrumento no sirve.

Algunos críticos de esta medida presumen que es un intento burdo de engañar a los sindicatos en el medio de las negociaciones salariales. El kirchnerismo es sinónimo de mala praxis, pero no creo que sean tan ineptos. Más razonable me pareció el análisis de Guillermo Oliveto en La Nación donde sostiene que el gobierno quiere evitar el freno en el consumo que se registró el año pasado cuando se retrasaron las paritarias unos meses, pero no se detuvo la suba de precios:

Durante 2012 se produjo un hecho inédito en la era K: se retrasó tres meses la negociación salarial y la sociedad se quedó, repentinamente, con la «inflación nueva» y los «salarios viejos». Eso -que provocó un freno en marzo y una baja del 2,5% en abril en las ventas de supermercados- marcaría el tono y el clima del resto del año: se verificó en bajas de más de 25 puntos en dos índices que mide la Universidad Di Tella y que, sugestivamente, fueron de la mano: Confianza del Consumidor y Confianza en el Gobierno.

Era previsible que las cosas recobraran cierta normalidad en los meses siguientes, cuando se reordenaran algunas variables. Aún en un año difícil, el país logró en 2012 mantener un consumo potente. Es lo que el Gobierno procura conservar en 2013, porque hace tiempo comprendió la lógica del ciudadano-consumidor, perspectiva que entiende al consumo como poderoso símbolo de identidad. En esta «sociedad de consumidores», como lo define el sociólogo Zygmunt Bauman, «en función de lo que compro, soy». El consumo ha trascendido su natural órbita de la microeconomía para transformarse en un vector de impacto social. Y, por ende, con capacidad de influir en la política.

Es válido pensar que el objetivo de esta medida por dos meses es no volver a desbalancear los bolsillos procurando que los aumentos lleguen con los nuevos salarios. Se evitaría así repetir el punto de quiebre de 2012.

Desde esta óptica el congelamiento de precios es racional y poco importa lo que suceda el día 61. Y si de paso el gobierno perjudica a La Nación y Clarín por la prohibición (siempre de palabra, nunca por escrito) a los supermercados de contratar publicidad, mejor.

Nota para Moreno: el autor de esta estimación aclara que el uso que de la misma se haga es exclusiva responsabilidad del consumidor.

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