Campeones y más allá

21/12/2022

Finalmente Argentina volvió a consagrarse campeón del mundo y lo hizo en una final electrizante. Hubiera preferido que terminara en tiempo reglamentario y con el dominio que se mostró desde el comienzo. Pero hay que reconocer que el haber tenido que ganar el partido tres veces le dio una mística épica y, para los imparciales, reforzó la marca Argentina. Lo que no entiendo es porque cambiaron a Di María, el mejor jugador hasta su relevo. Si estaba exhausto era algo que sabía él y el cuerpo técnico pero no el rival. Cambiarlo por Acuña fue invitar a Francia a intentar la remontada.

De lo técnico lo único que me gustaría decir es que el punto flojo de un equipo equilibrado en defensa y ataque (y que brilló en gran parte de la final con el gol de Di María como punto cumbre) es que no sabe sobreponerse a los golpes y tiene propensión a defenderse sin la pelota (se vio en los últimos minutos de los partidos con Holanda y Francia), algo que en la Copa América puede funcionar pero en un Mundial, se ve, no. Hay tiempo para mejorar, y es bueno saber que hay margen para hacerlo.

Salgamos ahora de Qatar, y vayamos en varias direcciones. Empiezo por un comentario no futbolístico que me llamó la atención estos días. El poner a lo hecho por la selección como ejemplo de esfuerzo y trabajo para el resto del país. La realidad es que lo que la selección hizo es lo normal, no algo extraordinario. Esforzarse y trabajar a conciencia es lo que hace todo el mundo. Muy mal está el país que normaliza la cultura de vivir de la teta del Estado, donde el presidente critica la meritocracia, y se decreta un feriado nacional para festejar la llegada de los jugadores al país. Es esto lo que hay que resaltar, aunque no sea novedad: Argentina, fuera de un campo de fútbol, es un cáncer.

Volviendo al fútbol, hay que levantar el nivel de los equipos sudamericanos. Brasil no llegó a semifinales, y solo ellos y nosotros pasamos a octavos. Hace unos años escribí un post en el que proponía expandir la Copa América a 16 equipos incluyendo a los finalistas de la Copa de Oro (Concacaf), la Copa de África y la Copa de Asia. En ese momento los seis países a invitar hubieran sido México, Estados Unidos, Qatar, Japón, Senegal y Argelia. Solo uno de ellos no clasificó para el Mundial y tres pasaron a octavos. Competir con buenos equipos nos haría mejores y expandir la Copa aumentaría los ingresos y recursos para los participantes.

Quizás la Conmebol podría aprovechar las buenas relaciones con Qatar y la infraestructura que dejó el Mundial para organizar un campeonato anual de clubes sudamericanos en enero. Llevar a los mejores equipos de las ligas que estén en receso en ese momento (Argentina, Brasil, Colombia, Uruguay) e invitar también a los dos mejores equipos de la MLS de EEUU y de la liga J1 de Japón. Doce equipos sudamericanos y estos cuatro compitiendo durante un poco más de dos semanas. Aumentaría los recursos de la Conmebol y de los equipos de fútbol sudamericano (parte de los ingresos debieran ser compartidos con las ligas respectivas).

Me guardo el último comentario para la organización del próximo Mundial, aquel al que iremos, luego de 36 años, como campeón vigente. Hoy por hoy no se sabe como solucionar el engendro de 48 equipos que propuso el presidente de la FIFA, el populista Gianni Infantino (que ahora quiere que el Mundial se juegue cada tres años…). Mi propuesta es realizar la clasificación en cada confederación en forma usual, y luego separar los 48 equipos clasificados en dos grupos de 24. Los mejores 24 tomarían los lugares 1, 2 y 3 de cada uno de ocho grupos, como hasta ahora. El lugar restante saldría de una competencia entre los peores 24 que se sortearían en ocho grupos de tres, jugarían dos partidos y clasificaría el mejor (el menos malo). Haciendo esta selección en los países organizadores y la semana antes del «partido inaugural» se cuadraría el círculo: Habría 48 equipos, pero solamente 32 seguirían en carrera a partir del día uno y ningún equipo tendría que jugar más de siete partidos (si ninguno de los 24 malos llega a semifinales). Algo similar se hace en torneos de tenis, ejemplo Wimbledon.

Felices fiestas, campeones.


Make (the Copa) America Great Again

16/07/2019

Pasó la Copa América de Brasil y nos encaminamos a otro torneo el año que viene en Argentina y Colombia. Y en el futuro se jugará en los años pares en que no haya un Mundial. Es decir, se jugará en paralelo (o casi) con la Eurocopa. De más está decir que entre ambos torneos las disparidades son tanto o más grandes que la relación entre equipos europeos y sudamericanos en semifinales de los últimos mundiales (ni que decir de los campeones).

Como economistas podríamos preguntarnos cómo se podría jerarquizar la Copa América. Una condición necesaria sería tener mejores arbitrajes y con un uso no sesgado del VAR (para lo cual ayudaría un protocolo para trasparentar las comunicaciones entre referees). Más allá del nacionalismo para analizar los arbitrajes de Argentina en los partidos contra Brasil y Chile, de mínima se puede afirmar que el referee paraguayo Mario Díaz de Vivar fue designado porque lo pidió la federación de fútbol de Paraguay, y no por sus méritos ya que hasta la Copa había arbitrado solamente tres encuentros entre selecciones en cinco años. 

Lo siguiente sería ampliar el torneo y tener más selecciones invitadas, haciéndolo en forma institucional y no al voleo (hoy invito a México, mañana a Japón). Al respecto una opción sería fusionar la Copa América con la Copa de Oro de la Concacaf. El problema es que la Concacaf tiene tantas selecciones que primero se juega una clasificación y el torneo (desde su última versión) tiene 16 equipos. Una fusión implicaría jugar una eliminatoria en la cual Argentina tendría quizás que jugar con Nicaragua, Haití, o Jamaica… Pero si jugamos con estos países en los últimos años? Quizás alguien ya está pensando en esto. 

Mucho mejor sería pensar un torneo de 16 equipos al cual se invite al campeón y subcampeón de las últimas Copa de Oro, Copa Asiática, y Copa de Africa. Esto sumaría, tomando los últimos resultados (la final de la Copa de Africa es este viernes), a México, Estados Unidos, Qatar, Japón, Senegal y Argelia. Los grupos se podrían sortear con Argentina, Brasil, Uruguay y el siguiente equipo sudamericano mejor clasificado (por posición en eliminatorias o historial en la última Copa América) como cabezas de serie, los siguientes cuatro sudamericanos en el bombo 2, los campeones invitados y el noveno equipo sudamericano en el bombo 3. Y en el sorteo habría que prevenir que equipos de la misma confederación invitada se enfrente en un grupo, así como también que haya un grupo solamente con equipos de la Conmebol. 

Así se podría dar un grupo competitivo para Argentina con Colombia, Qatar y México. Muy similar al que tuvimos en esta edición, con la salvedad que solamente los primeros dos equipos clasificarían para cuartos de final. Además esto le permitiría a los países sudamericanos tener al menos un partido representativo de la fase de grupos en el Mundial (en el ejemplo, Argentina tiene dos, con Qatar y México). Contrastemos esto con lo que fue el grupo C en la última Copa de Oro: Jamaica, Curazao, El Salvador y Honduras. 

Fusionar la Copa América con la Copa de Oro sería un pésimo negocio para los sudamericanos, que perderían competitividad (y harían que los norte y centroamericanos la ganen). Pero quizás suceda si es un buen negocio para los dirigentes de la Conmebol (sobre corrupción en fútbol internacional recuerdo a los lectores este post de 2010 sobre la designación de Rusia y Qatar como sedes). 


Siamo fuori y mexicanos tristes

30/06/2014

Si bien Argentina juega mañana, y lo más probable es que gane, dado lo visto en los primeros tres partidos soy bastante pesimista. Antes de empezar el Mundial veía un fixture que finalmente nos dejaría llegar a semifinales luego de 24 años (desde allí importa mucho la suerte para ser campeón).  Pero viendo al equipo en la cancha y escuchando al técnico me queda la bronca de tener que esperar cuatro años más hasta que el colectivo llamado «selección» se tome en serio el desafío de volver a ganar un Mundial. Porque si bien Bélgica es un equipo ganable, esta Bélgica me parece más que esta Argentina (aunque con suerte será EEUU y no Bélgica). Se verá el 5 de Julio. 

Para mí Argentina es un equipo regular que, dicho por analistas hasta el hartazgo, tiene un excelente ataque y una mala defensa. Sabella quiso reforzar el trabajo defensivo contra Bosnia y los jugadores le hicieron un boicot que terminó con el equipo que ellos querían. Si total jugando los cuatro juntos nunca perdieron. Bueno, la lesión de Agüero da la perfecta excusa ya que si perdemos es porque no estaban los cuatro… Ahora bien, volviendo a la defensa. Si es floja, y todo el mundo lo sabe, porqué no juega Mascherano como central? Lo hace en el Barcelona, con lo cual no es un invento chino lo que estoy diciendo. Supongo que allá tiene que hacerlo porque el técnico se lo ordena y si no cumple se tiene que ir (y perder el sueldazo) mientras que en la selección queda claro que Sabella no tiene capacidad de mando y Masche le debe haber dicho que él quiere jugar de 5 si o si. Y si Federico Fernández está flojo porqué no poner a Demichelis que, si bien no es santo de mi devoción, juega en el mismo equipo que Zabaleta, o sea es de suponer que se entienden en el juego. El resto del equipo lo dejo a la imaginación del lector interesado.  

Termino con un comentario del partido que México le regaló ayer a Holanda. Viendo la regularidad con que perdían pelotas en el mediocampo no me sorprendió el empate, y después de vinieron abajo. La dificultad, diría imposibilidad existencial, para sostener el resultado me hizo acordar un mail colectivo (eran tiempos pre-blogs) que escribí hace 17-18 años después de ver un EEUU-México por eliminatorias de Francia 98 (vivía en Boston en ese entonces). Copio dicho mail

Acabo de ver el match USA-Mexico por la eliminatorias para el mundial. Procedo a relatarles. Pitazo inicial, rueda el balon sobre el campo y los jugadores de ambos equipos se estudian mientras corren alocadamente tras la pelota. Es un verdadero choque entre dos (sub)culturas. Por un lado los mexicanos que deben ser el pueblo con peor cociente de resultados sobre pasión futbolera, por el otro los yankies, un equipo que jugando pareciera que divagara por el Cosmos. Y uno, en esos minutos iniciales trata de racionalizar lo que ve, de meterse en la mente de cada uno de esos 22 jugadores que se mueven como buscapies por el rectángulo de juego. De los yankies basta mirar al costado y ver a los hinchas para entender que lo de ellos es meritorio. Un cálculo veloz dice que la probabilidad de encontrar 11 jugadores que valgan la pena, entre los… que se yo, 250 millones de habitantes, es casi nula. Lo que natura non da…la FIFA non presta. Ahora bien, lo de los mexicanos es mas difícil de entender, y vuestro humilde servidor sugiere la siguiente hipótesis antropológica. En la época de los mayas había un juego ritual, llamado juego de pelota, que se jugaba con una bola maciza que debía ser embocada en un aro usando la cadera (algo grotesco de solo pensarlo, una mezcla de fobal, con basket y baile hula-hula). El quid de la cuestión es que el ganador era sacrificado. Creo que con semejante antecedente no es desmezurado suponer que en el inconsciente colectivo del mexicano típico hay algo que le dice que a la pelota mejor no ganar. A esta altura de más está decir que el partido fue una lágrima. Incluso creo que me avergonzaría de admitir haber ido a verlo sino fuera por un pequeño detalle. Al minuto de juego un defensor yankie le pasa a su arquero la pelota. Este tiene una cara de pánico porque se le viene un mexicano a la carrera, y despeja con tan mala fortuna que la pelota rebota en el mexicano y entra, boyando, al arco. No he visto, ni oído hablar, de gol más idiota que este. El resto es meramente anecdótico. Una banda de musica yankie que cada tanto se hacía notar, más que nada por lo surrealista de la situación. La pobreza de cantitos (por un lado U-S-A, U-S-A, por el otro una infantil «pulla» que parecía de colegiales). El árbitro bombero que expulso injustamente a un mexicano. El empate final de 2 a 2 conseguido con un gol en contra (única forma que tenían los yankies de inflar la red rival). Dos equipos que cumplieron con la lamentable actuación que se esperaba de ellos, con lo cual uno puede volver contento, con el objetivo cumplido: Haber visto un partido de relevancia (teórica) en el escenario donde Maradona hizo su último gol con la celeste y blanca, antes de marchar al penoso antidoping.

EXPOST: Después de un enroque táctico en cuartos, el equipo logró llegar a la final con una defensa sólida y un ataque normal. Pasamos de ser Messi + 10 a ser Mascherano + Messi + 9. El domingo quizás el equipo lleve la Copa a Argentina, lo más probable es que no suceda. Lo que lamento es que en cualquier escenario es poco probable que se rediseñe el funcionamiento colectivo de acuerdo al patrón que domina el fútbol internacional de transiciones rápidas con control de pelota. Para eso se necesita esfuerzo y trabajo en varios niveles. Seguiremos, al igual que Brasil y Uruguay, jugando un fútbol lento que depende excesivamente de individualidades. No es compatible con nuestro populismo genético invertir para cosechar dentro de una década (extrañamente lo pudimos hacer un tiempo con Pékerman y, resultadistas como somos, al ver su impacto en Colombia lo añoramos).

EXPOST2: Da bronca perder una final. Máxime cuando se estuvo tan cerca de ganarla. Da más bronca leer notas estúpidas que resaltan que  el «orgullo» está intacto y la «conciencia» tranquila. Son imbéciles conformistas que no ven lo lejos que está quedando Argentina del fútbol de elite. Más inteligente es el análisis de Christian Leblebidjian en La Nación que resalta que «Alemania empuja el techo hacia arriba». No lo dice pero Argentina puede llegar más alto, pero eso requiere inversión que con nuestro populismo (declaraban feriado el lunes si Argentina ganaba!) y con Grondona gagá nunca pasará. Copio dos párrafos de la nota:

Argentina hizo un partido aceptable. Lo perdió en los detalles. Por el penal no cobrado a Higuaín , porque el equipo de Low estuvo más preciso para resolver las situaciones favorables y contó con un mayor resto físico. Lo que no fue un detalle fue el gol alemán. Y, en definitiva, allí se empieza a entender que la diferencia no estuvo en la táctica, en la estrategia, sino en la técnica individual. En los gestos técnicos. Alemania no acertó en todos, de hecho tuvo chances que no resolvió bien por malos controles de Ozil y Kroos, pero en la jugada del 1-0 está la explicación: dos cambios, dos sustitutos, uno tiró el centro y el otro convirtió un golazo. Schurrle se les fue por la izquierda a Mascherano y Zabaleta y, pese a ser diestro, envió un gran centro de zurda con rosca al primer palo para el control orientado de pecho (primero) de Gotze y la volea cruzada de zurda (su pierna originariamente inhábil) después…

En la Eurocopa 2000, disputada en Holanda y Bélgica, Alemania finalizó última en su grupo, con un punto. Hizo un gol, le anotaron cinco. El DT era Erich Ribbeck. Fue suficiente para generar un cambio no sólo de entrenador, ni de jugadores, sino de «fabrica». Se cansaron de apostar a la fuerza o a los milagros: la principal inversión fue destinada a mejorar desde todas las divisiones inferiores la técnica individual. Ejercicios siempre con la pelota, todo en función de pulir los gestos: control orientado, pase al ras, centros con la pierna inhábil, remates al arco. Gotze, con 22 años, y Schurrle, con 23, fueron dos valores que hoy Alemania goza de ese proceso de evolución y perfeccionamiento. Y la explicación de porqué determinados detalles, aún con la satisfacción argentina de haber cumplido, pueden ser ejemplos a seguir.

Notemos que el buen control de pecho de Gotze es gol, el mal control de pecho de Palacio no. Igual este Mundial a los argentinos, que somos populistas, nos regaló poder cargar a Brasil por mucho tiempo. Si se calentaban con el «decime que se se siente», el haberse comido diez goles en los últimos dos partidos debiera requerir dos o tres copas más para ser diluído. Eso sí, si no cambiamos nosotros, ese futuro nos encontrará con los mismos dos títulos que hoy tenemos. Seremos entonces bicampeones obsoletos, como hace rato lo es Uruguay.


En el desierto

16/08/2011

Esta canción del grupo America, «A horse with no name», me recuerda la ciclotimia argentina. Cuando el centro de la política está en la derecha añoramos la izquierda, y cuando hacia allí nos vamos empezamos a añorar la derecha. Y lo peor es que los ciclos no convergen dado que cada nuevo gobierno destruye lo hecho por el anterior.

Pero este post no hace referencia al desierto que tendremos que transitar los antikirchneristas, sino al que comienza hoy para River en la B Nacional. Para matizar esta amargura («the humans will give no love») va este link a esta hermosa canción.


Fútbol (de cuarta) para todos

27/07/2011

El día después de la segunda paliza que se está comiendo el kirchnerismo se anunció el disparate de unificar la primera división del fútbol local con la B nacional. En un desesperado intento de populismo a diestra y siniestra (por un lado para favorecer a River en su lucha por el ascenso, y por el otro para quitarle la presión del descenso a varios grandes con flojo promedio) el gobierno presionó a Julio Grondona para que creara este engendro en lugar de pensar en una alternativa más sutil como hubiese sido apuntar a ampliar el número de equipos en primera de 20 a 22 reduciendo de cuatro a tres los equipos que descienden y aumentando a cinco los cupos de ascenso.

A dos días del anuncio nos encontramos con la esperable respuesta que tanto los hinchas de River como los de los equipos de primera división están furiosos. Los primeros queremos recuperar la categoría en la cancha, y los segundos se sienten «descendidos por decreto». Porque este es el meollo de la situación. Con esta medida no ascienden los equipos de la B, sino que descienden los de la A (como dijo Juan Pablo Varsky). Y refleja el razonamiento básico de un populista que no crée en la meritocracia. Es cierto que los argentinos somos muy vagos y esperamos que el Estado nos ayude permanentemente. Pero esa actitud condescendiente no se traslada a la arena de gladiadores moderna que es el fútbol. No queremos que el Estado intervenga y decida a dedo quien se salva y quien no.

Además de ser una pésima medida del gobierno, porque después de las declaraciones de Ernesto Cherquis Bialo, a quién le cabe duda que la usina de genios del kirchnerismo está detrás de la propuesta de Grondona, es inconsistente con la filosofía del Fútbol para todos. Cuando se decidió la estatización de las transmisiones de fútbol, Cristina lo presentó diciendo que los goles estaban secuestrados por Cablevisión, i.e. el interés público estaba por encima del interés de los medios. Ahora se dice que «la televisión paga y tiene voz». No es coherente el gobierno.

De último momento se anuncia que se pone en el freezer el proyecto. Enhorabuena, porque esta era una más en una cadena de errores estratégicos que están haciendo, por suerte, que «Cristina eterna» tenga fecha de vencimiento en octubre de este año.


River y el país de la B (de Boudou)

27/06/2011

El descenso de River a la B Nacional me dejó con la impresión de varios dejà vu. El primer tiempo me recordó el Argentina-Suecia del 12/6/2002 en Sendai, que vi en vivo y en directo. Un frontón y la pelota no entraba. Y si bien River ganaba por un gol a los cinco minutos, necesitaba ganar por dos. Después cuando Pavone no convirtió el penal mi reacción instintiva fue apagar el televisor y recordar que lo mismo hizo, diciendo «e morto», Juan Manuel Fangio cuando vió a Ayrton Senna incrustarse en Imola el 1/5/1994. Y no me cabe duda que de acá a treinta años me acordaré del 26/6/2011 con la misma facilidad.

Por suerte la edad hace que me entristezca, pero que no me deprima por lo que sucedió. Máxime cuando un vistazo rápido a la campaña de River en los últimos dos meses indicaba que descender era posible y probable. Como dice Carlos Reymundo Roberts en una nota hoy en La Nación:

Ya sabemos que los clubes, sobre todo si son River o Boca, Real Madrid o Barcelona, Inter o Manchester United, son hoy enormes empresas, verdaderas multinacionales, y que hacen falta muchísimos más atributos que haber sido un notable jugador y un técnico relativamente exitoso. Los grandes clubes de fútbol tienen la dinámica de los negocios y los suelen manejar ejecutivos o gente que se rodea de ejecutivos.

Passarella proclamó como bandera electoral que llegaba solo. Increíblemente, la gente lo votó. Y él cumplió: llegó solo, siguió solo y se hundió (y hundió a River) solo. Un banquero dispuesto a poner dinero en el club se reunió con él en tiempos de la campaña. Le preguntó por el proyecto para el caso de que llegara a la presidencia: planes, objetivos, personas. Passarella habló un rato largo sin darle precisión alguna, según el banquero. Un cúmulo de vaguedades e inconsistencias. Lo vio tan improvisado, tan desprovisto de todo, que ésa fue la última reunión. Y no puso un peso, claro.

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Lo leíste primero acá 1

20/05/2011

El año pasado escribí un post sobre el sorteo que la FIFA realizó para los mundiales de 2018 y 2022. Decía lo siguiente:

Que haya habido corrupción es, a todas luces, una certeza. Veamos los hechos.

  1. El proceso de votación que implicaba elegir dos países organizadores el mismo día invitaba a los miembros del Comité Ejecutivo a realizar acuerdos bilaterales (los acuerdos explícitos están prohibidos, pero el diseño del mecanismo hizo factible acuerdos tácitos).
  2. Los miembros del Comité Ejecutivo son efectivamente hombres viejos que muy probablemente no estarán vivos para 2022 (pensemos en 22 Grondonas), con lo cual no les importa si ese Mundial es un éxito o no. Para varios de ellos esta fue la última oportunidad de conseguir “grandes favores”.
  3. La sumatoria de los índices de democracia de Rusia (régimen híbrido 4,48) y Qatar (régimen autoritario 2,92) no alcanza a los niveles de Brasil (democracia fallida 7,38) o Sudáfrica (democracia fallida 7,91).
  4. Tanto los Mundiales como las Olimpíadas se decidían con seis años de anticipación a comienzos de los noventa (Atlanta 96 y Francia 98), y con el tiempo los plazos se incrementaron levemente hasta los siete años  para las últimas elecciones (Rio 16 y Brasil 14). Registrándose este salto a ocho años para Rusia 18 y doce años para Qatar 22.
  5. Prácticamente todos los países del mundo tienen voto para decidir la sede de las Olimpíadas, mientras que solamente los 24 países miembros del Comité Ejecutivo de la FIFA tienen voto para determinar quién organiza un Mundial. Y veamos quienes son los 24 miembros actuales de este Comité: Suiza, Argentina, Camerún, Corea del Sur, Trinidad y Tobago, España, Francia, Tahití, Inglaterra, Bélgica, Brasil, Qatar, Turquía, EEUU, Paraguay,Tailandia, Japón, Nigeria, Chipre, Costa de Marfil, Alemania,Guatemala, Egipto y Rusia (en negrita los países que creo nunca participaron de un Mundial). Al lado de este grupo de países las quejas respecto de la integración de los Comités Ejecutivos del FMI o del Banco Mundial son risibles.

 

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Retenciones a la exportación de jugadores de fútbol

23/02/2011

En la última reunión del G20 se discutió una propuesta de Francia de intervenir en los mercados a futuro de alimentos para evitar que por motivos especulativos los precios de los mismos se vuelvan más volátiles y aumenten. Más allá de los costos y beneficios de esta medida el anuncio de la misma tuvo un sabor a precios máximos para los productos que venden mercados emergentes y no es de extrañar la postura contraria de nuestro país.

Por supuesto que es divertido ver a Boudou decir que la solución es «aumentar la oferta» sin siquiera pestañear por las restricciones a las exportaciones que tiene la Argentina (Mariano T. de La patria chacarera escribió un post sobre esta «paradoja»), pero la nota de hoy tiene que ver con otra producción en la que somos competitivos a nivel mundial: la de jugadores de fútbol.

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Corrupción se escribe con Q

12/12/2010

Porque ya sabemos de sobra que corrupción se escribe con K (ver nota reciente en La Nación). La novedad es que ahora también se escribe con Q, de Qatar. Hace diez días se realizó en Zurich la votación para determinar que países habrán de organizar los Mundiales de Fútbol en 2018 y 2022. Ya es sabido que los elegidos son Rusia y Qatar respectivamente.

Entre las primeras quejas por la decisión de organizar la primera Copa del Mundo en el mundo árabe en un país diminuto por su extensión geográfica – 11,000 km2 – y población – 1,6 millones de habitantes -, la más escuchada fue sobre las temperaturas inhumanas que registra en verano, cuando debiera de jugarse el Mundial. En el ámbito local Lucas Llach nos mostró el climograma de este país con picos de 50 grados. Una locura que probablemente no afecte a los jugadores si los estadios (y canchas de práctica) fuesen refrigerados. Pero que transforma la perspectiva de ir como espectador en un entrenamiento para correr en el rally Paris-Dakar (el original), o evaluar ingresar en la Legión Extranjera.

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