Una sugerencia para la oposición

18/02/2011

En los últimos meses se ha escuchado decir que la oposición está confusa y sin ideas. La muerte de Néstor Kirchner les quitó su principal mensaje de campaña: Somos distintos. Además el gobierno de Cristina logró la «no sanción» del presupuesto garantizándose cuantiosos fondos excedentes para distribuir arbitrariamente. Sumando a esta caja la prohibición de contratar publicidad privada durante la campaña (según nueva ley electoral), pareciera que la ciudadanía estará condenada a escuchar un monólogo oficialista en lugar de una discusión de propuestas alternativas.

Durante el 2010 el Congreso tuvo una productividad muy baja, reflejando el dominio de la Cámara de Diputados por la oposición, y la seducción de apoyos para lograr la mayoría por parte del oficialismo en el Senado. En vista que los partidos opositores había presentado a la sociedad su victoria en las elecciones de 2009 como el principio de un cambio, el no haber podido concretarlo esmeriló su imagen pública. ¿Se encuentra realmente la oposición en un laberinto sin salida? Yo creo que no, y que la fragmentación observada tras la muerte de Kirchner se debe a la percepción que la contienda electoral está más abierta y que lograr ingresar al potencial ballotage es un pasaje casi seguro a la Presidencia.

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Res non verba

19/11/2010

Hablando hoy en el cierre de la conferencia de la UIA, Cristina defendió la intervención del Estado en la economía, diciendo que

Si (hoy) alguien habla en Europa de un mercado que se autorregula, se le ríen en la cara.

Esto fue en respuesta a declaraciones de ayer de Federico Nicholson, presidente de la conferencia y director de Ledesma, que afirmó:

Hemos vivido a los bandazos. La excesiva intervención estatal no sólo ahoga a la economía, sino que también tiene efectos nocivos sobre las funciones intrínsecas del Estado, quizá por aquello de que el que mucho abarca poco aprieta. El Estado solo no puede hacerlo todo, y ya son pocos los que creen en el Estado empresario que se ocupa de las cosas que puede hacer mejor el sector privado.

Obviamente las dos partes tienen razón, pues el Estado tiene un rol para intervenir y corregir las fallas de mercado que existan, y llevar acabo las políticas redistributivas que tengan consenso en la sociedad. Pero también es cierto que durante los gobiernos kirchneristas la intervención estatal ha estado caracterizada por la arbitrariedad, y es este rasgo el que «ahoga» la actividad privada.

Enhorabuena que Cristina ensaye la moderación. Sería bueno que más allá del discurso también lo demuestre con sus actos y, por ejemplo, negocie con la oposición la aprobación del Presupuesto en el Congreso. Como decían los romanos, lo que importan son los hechos, no las palabras.

Martín