Cambiemos… el equipo económico

30/08/2018

Hasta hace pocos días podía mantener mi afirmación del mes pasado que la macro estaba en orden, y también otra de principios de mayo donde decía que Macri podía mantener, por el momento, su estilo de conducción fragmentada para la economía. La corrida de esta semana, que puso al peso contra las cuerdas, también puso al borde del KO la idea de carecer de un superministro. Si en estos días no hay cambios profundos, y se insiste en que «hay que esperar», como dicen en inglés «that speaks volumes» del gobierno , o that speaks bolumes, para ser más claros. 

La administración Macri ya no da la impresión, mala de por sí, de ir corriendo detrás de los acontecimientos, sino literalmente la de estar paralizada. Y lo peor, de estarlo por miedo. Miedo a no saber qué medidas tomar, cómo tomarlas, ni si realmente quisieran tomarlas. 

Voy a tomar dos ejemplos. Primero, la propuesta de suspender la rebaja de retenciones a las exportaciones de soja. Fue un globo de ensayo que fue y vino, y volvió a ir y venir hasta terminar en la introducción de retenciones al aceite y harinas de soja. Qué debería haber hecho el gobierno? Encontrar una solución salomónica entre hacer al campo partícipe del ajuste y reconocer los efectos negativos que tuvo la sequía este año en el sector. A nadie se le ocurrió acordar la suspensión de la baja de retenciones una vez que esta lleguen a cierto nivel, digamos 21%, en lugar de hacerlo cuando lleguen al 18%. Esto hubiera dado certezas al campo frente a la próxima cosecha, y recursos al gobierno para los futuros ejercicios fiscales. 

El segundo ejemplo está dado por las jubilaciones. En marzo, cuando hice una defensa de los «economistas plateístas«, noté que si el secretario Rodrigo Pena tenía razón en que un ajuste draconiano a lo Espert tendría poco impacto en el gasto era porque el grueso del gasto va a jubilaciones y pensiones. Copio el último párrafo de ese post.

En el agregado (Nación y Provincias, pero el primero dominando) el país gasta alrededor de 12% del PBI en jubilaciones. El secretario Pena, en lugar de usar espejos de colores para distraer la atención, debiera de decirnos que el gobierno está muy al tanto del problema de sustentabilidad de nuestro sistema previsional (estábamos últimos en un ranking de sustentabilidad según esta nota publicada hace cuatro meses en Ámbito Financiero). Es cierto que la reforma en la fórmula para actualizar las jubilaciones sancionada a finales del año pasado muestra que en este punto hay fuertes restricciones políticas. Pero hay mucho margen para cambios que el gobierno puede explorar y no parece dispuesto a hacerlo.

Qué anuncia el gobierno al respecto estos días de estrecho margen de error? Que quisiera desviar más fondos del IVA para pagar jubilaciones. No entienden nada! Hay que aumentar los recursos genuinos del sistema o reducir beneficios, o ambos. Repito por tercera o cuarta vez esta idea: aumentar a 40 años de aportes el requisito para acceder a la jubilación plena (flexibilizando los años de aportes necesarios para acceder a una prestación parcial). 

Argentina no está condenada al éxito ni al fracaso. Simplemente reflejará la calidad de sus instituciones y políticas públicas. Hoy ambas son un desastre. 


¿Hay plan?

28/04/2017

Ayer Macri se reunió con Donald Trump y la mayoría de los medios reflejaron la buena onda que tuvieron. Pero como dice Marcelo Bonelli en el título de esta nota en Clarín hoy: «El apoyo de Trump no reemplaza la necesidad de un plan económico». Quizás Bonelli le está contestando a Sebastián Galiani, secretario de Política Económica que en esta entrevista publicada por El Economista dijo que hay plan.

Finalmente, otra crítica que se le hace al Gobierno es que no tiene un programa económico y va cambiando según las necesidades contextuales. ¿Qué responde usted?

El Gobierno tiene un plan. El mismo se encuentra bastante descentralizado, lo cual aumenta las ganancias de especialización. Por supuesto, requiere una gran coordinación que asegure su consistencia. Ya hablamos de la política fiscal y monetaria. Sobre el crecimiento, en materia educativa, se ha lanzado el Plan Maestr@. En materia de infraestructura, el programa es amplio. La revolución que veremos en el área de transporte cambiará la anatomía del país. Se está trabajando también para restablecer la producción energética. También se trabaja en programas sectoriales como el que se hizo para el área de Vaca Muerta, los cuales buscan bajar los costos productivos removiendo rentas e ineficiencias. Está en elaboración una reforma tributaria y se ha presentado ya una ley de mercado de capitales muy importante para desarrollar el mismo. Todo esto estimulará la inversión física. El riesgo país, que afecta la misma significativamente, bajó 200 puntos básicos desde mediados de 2015 y lo seguirá haciendo en la medida en que cumplamos las metas fiscales que hemos establecido. El desarrollo del mercado de hipotecas no solo contribuirá a estimular la inversión física, sino que también contribuirá al desarrollo del mercado de capitales doméstico y, por último, lo que es más importante, contribuirá a solucionar el déficit habitacional existente. Finalmente, se trabaja en ampliar los acuerdos comerciales del país. Ahora bien, el programa de gobierno va más allá de este plan. Es, ante todo, un cambio hacia la república y el respeto a las libertades individuales. También es un cambio hacia la búsqueda de consensos. Finalmente, es un cambio que tiene en su horizonte el combate a la pobreza y la corrupción.

Es cierto que antes hablaron de política monetaria y fiscal, pero justamente los que decimos que el gobierno no tiene plan vemos, por un lado, un desorden fiscal, y por el otro señales de poca coordinación entre la política monetaria y fiscal. Ya he escrito que el éxito del blanqueo puede ser un arma de doble filo para el gobierno porque los ingresos extraordinarios del fisco lo pueden enceguecer sobre la necesidad de contraer el gasto, que en realidad desde que asumió Macri se ha expandido (¿por qué dar la reparación histórica a los jubilados ahora y no esperar a estar en un boom?). Y las reacciones de política monetaria no son las que uno esperaría si hubiera coordinación con la fiscal para preservar las metas de inflación (basicamente fue expansiva al mismo tiempo que la Corte ordenó un gradualismo mayor para el recorte de subsidios energéticos).

En fin, yo sigo sin ver un plan, pero veo las medidas en la dirección correcta que Sebastián menciona en este párrafo. Por eso le sigo dando crédito al gobierno. El tema es qué va a hacer el resto de la población en octubre.


Una bala de plata

04/05/2016

Según la leyenda, para matar a ciertos monstruos se requiere una bala de plata. Lo que aplica tanto para vampiros, hombres lobos, o Donald Trump, nos sirve como metáfora para la inflación argentina actual.

Según el sitio Inflación Verdadera, luego de procesar el pass-through de la devaluación de diciembre y tocar un máximo de 5,9% mensual a principios de febrero, la inflación se desaceleró fuertemente hasta llegar a 2,3% a fines de marzo. Si bien estos números no capturan el efecto de tarifas en el GBA, sirven para formarse una idea de la inercia inflacionaria en la llamada inflación núcleo. Y muestran que en el último mes aumentó ligeramente hasta 2,5%. Y esto sin contar con el último aumento en los combustibles.

Ahora bien, ¿por qué aumentaron otra vez los combustibles? Al respecto escribió un Domingo Cavallo en su blog

¿Qué es lo que explica [la diferencia de precios entre EEUU y Argentina]? Sin duda debe haber muchos factores, pero el principal es el precio que el gobierno aceptó que las destilerías paguen a los productores de petróleo por el crudo: 70 dólares. En el mercado internacional está en 45 dólares. Es decir, los petroleros reciben en Argentina un 56 % más…

Argumentar que es necesario pagarle a los petroleros un 56 % más por lo que producen para evitar despidos en ese sector y no perjudicar a las provincias que cobran regalías hidrocarburíferas, no parece muy equilibrado teniendo en cuenta que, hoy por hoy, son mucho más importante que los petroleros los miles de productores de bienes y servicios que no pueden mantener los planteles de personal porque el mercado deprimido o el gobierno (en el caso de las actividades reguladas) no les permiten cobrar precios que cubran sus costos…

Que los precios internos estén alineados a los internacionales, en especial parar los insumos de uso difundido de la economía, es fundamental si se quiere luchar contra la inflación con un mercado de cambio flotante…

Las reglas se pueden cambiar cuando el cambio favorece a la mayoría de la gente y, si las nuevas reglas se explican bien, es posible que logren mantenerse en el tiempo. Pero es muy difícil cambiar las reglas cuando el efecto inicial es perjudicial para la mayoría de la gente. Se lo está viendo con la nueva política de tarifas, un cambio inevitable para avanzar hacia el equilibrio fiscal y para asegurar el uso racional de la energía y los transportes. Como el efecto inicial es perjudicial para la gente, está generando mucha oposición.

Es una lástima que no se aproveche el bajo precio del petróleo en el mundo para facilitar todos los cambios de precios relativos que la economía necesita y no sólo los que le encarecen el costo de la vida a la gente.

Con respecto a los subsidios a las petroleras, hace unos meses escribí un post respecto de subsidios explícitos a productores de Chubut. Coincido con Cavallo, que en un momento en que gran parte de la población sufre un ajuste por la reducción de subsidios al consumo, tendría sentido reducir el subsidio a los petroleros. Y esto se podría lograr con un cambio razonable en las reglas.

Por ejemplo poner un precio sostén para el barril de 55 USD en lugar de los 70 actuales, y un precio techo de 90 USD de forma tal que si en el futuro en el resto del mundo el petróleo se va por encima de este techo en Argentina se modere la suba. ¿Por qué no liberar el mercado? Porque como Cavallo también menciona en su nota, si el petróleo sube mucho habrá presiones para contener esta suba. Y el precio sostén es la contracara del techo para, en promedio, no distorsionar al sector.

Volvamos a la bala de plata. O mejor dicho a la presunción que el gobierno enfrenta un monstruo macroeconómico. Ayer Alcadio Oña en Clarín escribió una interesante nota sobre la coyuntura económica (donde también se refirió al aumento en combustibles)

Pero a propósito del cuadro completo, cuesta entender por qué el Gobierno sumó otro aumento al precio de los combustibles, que contrarió opiniones surgidas desde su propio ámbito, pega sobre los costos de producción y, al cabo, mete ruido sobre otros precios. Nuevamente, el problema del reparto de las cargas…

Se sabe que salvo la financiera, que corre con viento a favor, la inversión privada aguardará hasta ver un horizonte menos difuso. O sea, el resultado de las paritarias; la marcha de la inflación y de la demanda; los aumentos tarifarios pendientes y el tipo de cambio…

Y si de eso se trata, lo que luce ausente es un plan integral que precise hacia adónde vamos y cómo iremos. Porque puede pasar o probablemente ya esté pasando que las expectativas generadas por el macrismo empiecen a aflojar.

Oña pone el dedo en la llaga al recordarnos que a pesar que llevamos 150 días de gobierno, y a diez días de pagar a los holdouts, todavía no vemos un plan integral. Al contrario, lo que se ven son más señales de cortocircuito entre algunos miembros del gobierno, como el contrapunto respecto a la tasa de interés y la entrada (o no) de capitales entre Prat Gay y Federico Sturzenegger.

Creo que una posible bala de plata que se puede usar luego de liquidar los últimos contratos de futuro de dólar que Vanoli dejó de mochila es dejar que el peso se devalúe sensiblemente. Esto ayudaría a los sectores industriales y agroexportadores. Las presiones inflacionarias se pueden combatir reduciendo barreras arancelarias y para-arancelarias (que hasta ahora el gobierno dejó muy altas). Acompañando esto con una reducción del precio sostén del petróleo, como la sugerida arriba, permitiría no tener más aumentos en los combustibles por el resto del año. Y a los inversores que, como bien dice Oña, están a la expectativa, les daría señales fuertes de un horizonte más despejado.


Pantallazo de los escenarios económicos del país

24/10/2011

No hubo grandes sorpresas en las elecciones de ayer. Y todavía no hay sorpresas en materia de política económica. Mientras esperamos que se vaya disipando la incertidumbre, lo que debería ocurrir de acá a un mes a más tardar, podemos delinear tres escenarios externos para el país y las posibles respuestas del gobierno.

El primer escenario es el de boom. Las economías desarrolladas logran resolver sus problemas (e.g. el BCE decide impulsar una política expansiva agresiva) y el crecimiento retoma al ritmo que tenía a fines del año pasado. En el otro extremo un segundo escenario de crisis de credibilidad en el sistema financiero derivada de problemas de deuda soberana implica una fuerte contracción de la demanda agregada como observamos a fines de 2008. El escenario intermedio, que considero más probable, es la continuidad de la desaceleración actual del mundo. EEUU y Europa solamente consiguen poner parches cada vez que sus problemas se agudizan. Considerando que están ante los coletazos de una crisis de sobreendeudamiento esto implica un período prolongado de crecimiento mediocre.

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