¿Por qué no voté a Cristina?

por Santiago Gallichio

El 14 de agosto, muchos de los que éramos opositores al kirchnerismo caímos en la cuenta de que algo de lo que criticábamos no estaba tan mal, si Cristina se había alzado con más de la mitad de los votos en las primarias y se encaminaba a aumentar su caudal en octubre, ante la deserción opositora. Hoy, dos días después del 54% de los votos obtenidos por la Presidenta el 23 de octubre, todavía somos un 46% de la sociedad los que no votamos por Cristina. ¿Por qué no votamos a Cristina?

En primer término, debo hacer un reconocimiento, que es el que seguramente prioriza la mitad de los argentinos. El kirchnerismo se ocupó de los marginados, así como el peronismo de 1945 se había ocupado de los trabajadores. Nadie lo había hecho hasta entonces de manera directa, tocándolos con las manos, dándoles dinero, viviendas y otros bienes, permitiéndoles la protesta en las calles y la ocupación de terrenos donde vivir. El kirchnerismo logró mantener el crecimiento económico y redistribuyó el ingreso a favor de los trabajadores, sobre todo, los sindicalizados. El kirchnerismo se ocupó también de otros marginados (argentinamente insólitos) del sistema económico: los artistas, los intelectuales y los científicos. Con esto solo basta para explicar el 50% de los votos, sin dudas.

Pero en 1995, Carlos Menem también obtenía el 50% (49,94%, para ser preciso) de los votos en su reelección presidencial, aunque parezca mentira para muchos hoy. Y se podría haber dicho entonces que Menem se había ocupado de darle estabilidad al peso, tras años de inestabilidad, que con ello muchos jóvenes profesionales estaban pudiendo acceder a una vivienda propia a través del crédito de largo plazo, que las empresas prestadoras de servicios públicos por fin empezaban a funcionar de manera normal, que entraban inversiones extranjeras a un ritmo hasta entonces desconocido, etc. Y todo eso bastaba seguramente para explicar el 50% de los votos que obtuvo Menem, entre ellos, el mío. Y seguramente también, entonces, quienes no lo habían votado ni se podían explicar por qué los demás lo hacían, se tuvieron que preguntar en qué se estaban equivocando. Y los más honestos no habrán cedido a la tentación del “voto licuadora”, como yo ahora, que pretendo ser honesto, tampoco cedo al “voto LCD”. Algo más hubo y hay en un 50% de adhesión a un Presidente.

No quiero hablar ahora de lo efímero que puede resultar un 50% de los votos sólo 10 años después de conseguidos, porque cualquiera que haya pronunciado la palabra “menemismo” en 2005 lo pudo verificar por sus propios medios. Quiero centrarme, en cambio, en lo que el 46% de los que no votamos a Cristina queremos decir con ese rechazo, a ver si yo mismo logro alguna comprensión de ese espacio hoy tan desoladoramente vacío.

Cristina se ubicó en la cima de un relato político, construido con toda inteligencia y decisión por los intelectuales kirchneristas después del Bicentenario. Y es justamente ese relato el que a mí no me interpela, sino que, por el contrario, me produce algún rechazo. Y esto a pesar de que soy un intelectual que gusta que la política tenga altura intelectual, como la tiene con Cristina y la tuvo con Raúl (parece que los apellidos significan poco a estas alturas). ¿Qué es lo que rechazo? Rechazo la idea de que hay una visión del país que es la popular y otras que son o bien extraviadas, dictadas por los centros de poder económico extranjero para engañar a cipayos como yo y tantos otros, formados como estamos en culturas extranjerizantes, o bien oligárquicas, o bien alguna otra cosa mala e irredimible (lo digo sin ironía). Ahora que triunfa la visión popular, por fin, la Argentina del pasado está siendo vencida y pronto será dejada atrás para siempre, con el triunfo del pueblo. Esto es lo que nos dicen y lo que nosotros rechazamos.

A mí me gusta mucho la visión popular argentina de la vida, la disfruto, me divierte, pero en el fondo no la comparto como ideología. Como soy liberal en mis principios, toda forma de colectivismo que no sea extremadamente moderada me resulta incómoda, me aprieta el zapato. Me divierte, porque soy argentino, la confusión grupal de la cancha de fútbol, las reglas comunitarias de la amistad leal, la lógica de clan de los iguales, el humor nacido de la cargada al que se hace el exótico y pretende personalizarse demasiado, saliéndose de la regla de la barra de amigos. Me crié en esa lógica, como casi todos nosotros. Me hace bien vivir así mis amistades. Pero, justamente, es una lógica que me gusta para las amistades y la vida social, no para mi vida laboral, económica o política: ahí me siento cómodo con mi individualidad, con mi propiedad, con mi dinero, con mis cuentas bancarias inviolables, con mi libertad de conciencia y con la valentía de decir las cosas que pienso aun cuando puedan parecer una traición para la “barra de amigos”.

Me dirán que soy así porque nací en un hogar acomodado y con talentos naturales sobre el promedio y que, de no haber sido así, aceptaría gustoso las reglas de juego comunitarias también para mi vida económica y política. Y es posible que sea verdad. Pero soy así, como lo somos muchos millones de argentinos, que queremos seguir siendo así, que nos gusta ser argentinos para el asado pero no tanto como para llegar a que nos digan qué tenemos que hacer y pensar, a qué precio tenemos que vender, a quién le tenemos que comprar. Nos sentimos mal cuando nos dicen qué hacer con nuestras cosas, nos ofenden. Acepto pagar los impuestos que determine el Congreso, si es que debo compensar mi suerte personal en la lotería de la vida para ayudar a otros no tan afortunados. Pero no acepto las órdenes caprichosas de un funcionario que juzga a su solo parecer qué es hacer justicia cada mañana.

Debo reconocer que tiempo atrás yo mismo tenía la intención de hacer lo propio con los “comunitarios peronistas” (entre ellos, algunos amigos del alma). Quería liberalizarlos, quería que fueran individuos, evangelizarlos a la usanza moderna. Hasta los burlaba… Perdí por paliza. Ahora entiendo que hay muchos millones, tal vez más que nosotros, que quieren vivir así, al menos por ahora. Y que incluso son muchos los intelectuales que también gustan de vivir así (entre ellos, algunos amigos del alma), porque se sienten parte de un todo social que les da un sentido a sus vidas. El precio que pagan por la pérdida de individualidad que yo promuevo les parece bajo a la luz de lo que ganan: sentido para la vida, algo que, en la globalización, es cada vez más raro de encontrar. Y está bien. Sienten eso y son felices así. ¡Pero yo no y quiero ser feliz a mi manera también!

¿Podemos ser felices las dos mitades de argentinos en un mismo país o la felicidad de unos excluye la de los otros? Esta es la pregunta que no me hice en 1995, lo reconozco, y que ahora les pido a los kirchneristas que se hagan, con lo difícil que es. Sería deshonesto de mi parte no comprender su negativa, aunque no por ello dejo de pedir que lo intenten, por lo menos, los más lúcidos de entre ellos (algunos amigos del alma).

Para mí, una república viva como la que quiero para vivir mi vida es un lugar donde se pueda hacer a la vez lo que todos queremos que se haga. Si hay muchos argentinos que quieren vivir de una manera que a otros les parece “vendepatria”, éstos deben reflexionar antes de prohibirles hacer su vida. Así como si hay muchos otros que quieren vivir dirigidos por sus líderes, confundidos en un proyecto colectivo Nac&Pop, nosotros no podemos negarles su preferencia. Pero estoy convencido y me gustaría convencer a todos de que no hay UN proyecto superior: ¿quién podría determinarlo, sinceramente? Hay muchos argentinos que queremos cosas distintas y tenemos que tratar de que la mayoría de esos planes de vida puedan llevarse a cabo a la vez. Que es difícil, ya lo sé, pero de encontrar soluciones a esas dificultades trata justamente la política; si no, ¿de qué se trataría?

Nadie quiere la pobreza, la miseria, la falta de educación o de vivienda. ¡Ni siquiera Macri quiere eso (no soy del PRO pero escucho cosas por el estilo en la radio)! Sólo tenemos miradas distintas de cuál es la mejor manera de lograrlo. Para nosotros, las maneras kirchneristas son “clientelistas”. No nos preocupa tanto el beneficio político-electoral del puntero que entrega planes, por más que dé espacio para la corrupción, como las consecuencias a futuro de esta manera de “inclusión social y política”. Consideramos que propicia la dependencia en vez del trabajo y el valerse por sí mismos. No vemos verdadera inclusión económica, sino dependencia, ni verdadera inclusión política, sino participación masiva y pasiva.

Pero la crítica que nos harían, a saber, que hay que hacer algo ahora en vez de seguir esperando el derrame en medio de discursos, es muy entendible. Son pros y contras de cada camino, pero ninguno de ellos es malintencionado por sí mismo. Hoy gobierna el kirchnerismo y elige su camino y tiene todo el derecho de hacerlo. Pero el otro camino no es el “mal camino de los fracasos del pasado que querían poner a la Argentina de rodillas”. Es sólo un camino más, lleno de espinas como cualquier camino que pretenda sacar de la miseria a 10 millones de personas en cualquier lugar del mundo. Amigos: el hambre y la miseria son los enemigos de la humanidad, porque nacemos con hambre y tenemos que trabajar para superarlo. No se necesita de un enemigo para sentir hambre: basta con tener un estómago y esperar unas horas. Que se pueden complicar las soluciones al hambre por maldad, de acuerdo. Pero esa maldad es el lujo de muy pocos. El resto queremos el bien, sólo que es algo muy difícil de lograr.

¿Lograremos los argentinos de la próxima década aceptarnos mutuamente y vivir juntos sin despreciarnos, ningunearnos, deslegitimarnos asignándonos intenciones malignas en vez de comprender que elegimos caminos distintos, a pesar de estar todos en la misma, cuando vamos a la cancha o cuando comemos asado con los amigos del alma? Sueño con un gran país que logre esa convivencia. Todas las dificultades, que son muchas, seguramente se harán más pequeñas ante tamaña coincidencia tan postergada.

33 Responses to ¿Por qué no voté a Cristina?

  1. mgeiras dice:

    Santiago, muchas gracias por tu colaboración. Yo siento que Cristina está en la cima de su poder enfrentando un dilema. Si no intenta perpetuarse en el poder, lo terminará perdiendo (solo le quedará cierto prestigio, que como bien decís a los dos o tres años podría desaparecer). Ahora imaginate que decida eternizarse con una reforma constitucional (o a través de poner a Boudou como delfín que podría ser presidente solamente entre 2015 y 2019). Esto la obligaría a esmerilar a sus rivales Macri y Scioli. Pero en ese escenario nada impide que ambos se alien (junto con De Narváez en Buenos Aires, Del Sel en Santa Fe y De la Sota en Córdoba, copando así los cuatro principales distritos). Por eso para mi Cristina no tiene tanto poder como parece. Abrazo.

  2. adrian vazquez dice:

    Comparto en partes…no creo que los Macri cuenten, dentro de su programa o diseño politico, una base fundada en el crecimiento del obrero, por el solo hecho que manejan la opcion de mano de obra barata. De ahi podemos crear todo el tejido desde micro a macro politica que ejercen.
    Por el resto, creo que queda «el esperar», me parece que la «forma» de este gobierno es abrumadora por lo atrevida, pero suelo justificarlo a lo cultural. Ud sabe que siempre fuimos hijos de cierto rigor o imposicion. solo me queda el «veremos».

  3. victorlustig dice:

    disculpen, puedo comulgar con mucho de lo dicho, pero, y transcribo

    con talentos naturales sobre el promedio

    borra cualquier cosa que me pareceria correcta, que es talentos naturales arriba del promedio?

    ESE es el problema de nuestra dirigencia, aspirantes a serlo.

    Gracias

  4. Salvador Estado dice:

    Creo que estas cayendo en dos falacias. Primera: la inconsistencia de la vida «corporativa de amigos». Para poder llevar esa vida necesidad mas recursos de los que ese estilo de vida requiere. Entonces ellos siempren terminan esquilmando a los otros hasta que todo se va al carajo.
    Segunda: No son equivalentes para ellos siempre hay buenos y malos, tal vez para justificar la esquilmación, no te dejan vivir como vos queres. Ellos sobrevivieron 10 años de Menem, ¿los liberales volveremos?

  5. Martín dice:

    Como se podría llamar la obra? «Sincericidio de un gorila»

  6. Martín dice:

    jajaja, lo de talentos naturales sobre el promedio es sublime!

  7. Belen dice:

    Buenísima la idea de bajar los niveles de radicalización, pero creo que vos formás parte de la ausencia de tolerancia cuando te referís a los adeptos al kirchnerismo como individuos «confundidos en un proyecto colectivo Nac&Pop».

  8. Pedro dice:

    Este tipo de análisis de mayorías sería más respetable si no dependiera de quién es el ganador de turno. Se me viene a la mente Macri, por ejemplo. Se pasó muy rápidamente de una sobreactuada posición de defensa de la voluntad de la gente, a cuestionar de toda forma posible el resultado de una elección.
    Lo de ‘talentos naturales sobre el promedio’ es antológico.

  9. mgeiras dice:

    Martín y Pedro, ustedes se rién de la frase «talentos naturales sobre el promedio». Santiago simplemente se ubica en el percentil 50% de habilidades en la sociedad. La calidad de la redacción de la nota muestra que Santiago (que tiene dos títulos universitarios) tiene una capacidad bastante superior al promedio.
    En el mercado laboral en general uno consigue ingresos en función de sus «talentos». Si los impuestos son proporcionales a los ingresos se paga más cuanto más «talentoso» se sea. Y esos impuestos se usan para financiar transferencia para los menos «talentosos». Dado que el reparto de habilidades es, al menos en parte, una cuestión de azar, la mayoría de toda sociedad civilizada acepta un cierto grado de redistribución social. Santiago está dentro de esta mayoría. Lo que no le gusta, y a mi tampoco, es lo que dice más adelante:

    Pero no acepto las órdenes caprichosas de un funcionario que juzga a su solo parecer qué es hacer justicia cada mañana.

    • Belen dice:

      Entonces en el continente africano la mayor parte de la población tendría que ser deficiente mental. Por favor, seamos serios.

    • mgeiras dice:

      Belén, si querés ser seria pensá más antes de escribir un comentario. Que en una dada sociedad los ingresos dependan de las habilidades no implica que el sueldo por unidad de «talento» sea el mismo en distintos países. Sino la gente no tendría incentivos para migrar.

  10. guido dice:

    Un paso interesante en camino a esa aceptación mutua podría pasar por hacer un mínimo esfuerzo de comprender lo que el otro tiene para decir.

    El autor parte del supuesto de que aquellos con los que se disiente fundan su identidad política en aceptar que les digan que tienen que hacer y y pensar, a qué precio deben vender, y a quién le tienen que comprar, les gusta que les digan que hacer con sus cosas, aman las órdenes caprichosas de los funcionarios de turno, y son partidarios de perder su individualidad en lo colectivo y partidarios de impedir que Santiago viva su vida como le plazca.

    Es decir, demoniza a los que no piensan como el, construye de ellos un estereotipo casi que diabólico y posteriormente pontifica sobre la tolerancia. Raro. Para ser tolerante no alcanza con pontificar sobre la tolerancia. Hay que saber sentir honestamente que la opinión del otro vale detenerse en ella para comprenderla, o al menor para no inventarla a nuestra propia medida.

  11. Carolina dice:

    Santiago, algunas reflexiones acerca de lo que escribiste. Primero, cabe destacar la manera en la que se fue a votar. La mayoría de quienes no pertenecen en ese 54% no podrían pertenecerlo jamás, y no porque sus votos a candidatos de la oposición se deban en la mayor parte de los casos a una fidelidad o identificación con un candidato determinado, sino a un extremo rechazo al candidato oficial. Una mitad de la población ama esta forma de hacer política (y en definitiva, vivir la vida) y una segunda mitad lo odia. Porque lo cierto es que, resultado seguramente de vivir de crisis en crisis, en pocos países del mundo se habla tanto de política como en el nuestro, representa parte de nuestra vida cotidiana el siquiera que sea noticia y nos importe, el comentarla y expresar nuestra opinión. Lo que se observa, entonces, es que las dos mitades de la Argentina ya no hablan un mismo idioma, porque sus escalas de valores en muchos aspectos son otras. Un gobierno que desafía principios tan esenciales como la libertad, la verdad, el respeto por la propiedad y la tolerancia, que disfruta de hacer enemigos a quienes no están en su mitad, en definitiva no hace más que trasladarlo a su población, la polariza y la divide en lo más esencial. Y por ende, el diálogo, el consenso y la aceptación mutua se hacen más difíciles, y no sólo en el terreno de la política, porque éste no le es externo a ningún argentino, sino hasta con amigos, a quienes me siento en obligación de justificar por qué pienso lo que pienso y sin embargo, sigo siendo buena gente.
    En segundo lugar, no creo que sea cierto que “nadie quiere la pobreza, la miseria, la falta de educación o de vivienda”, y en particular apunto a la falta de educación. Primero, porque si educar desde el bien implica enseñar el respeto al otro, a lo que es propio y a lo que es nuestro, el atropello de esta forma de hacer gobierno quedaría expuesto. Segundo porque, si entendemos como condiciones necesarias para un educar de calidad el brindar información de todo contenido y fuentes, y el dar el espacio para la ejercitación de un razonar independiente, un gobierno que cree que puede día tras día tomar a su población de tonta necesita de un amplio porcentaje de ciudadanos no educados. ¿Y si algún día se dan cuenta que la satisfacción que da un aumento salarial, que no compensa el aumento de precios en el supermercado ni mucho menos lo que se paga en impuestos y no se recibe a cambio, es una mentira? ¿O se dignan a mirar a un país vecino, como puede ser Chile, que le haya ido muy bien y se pregunten, qué podemos hacer nosotros para tener lo mismo? Creo, y esto es lo que más tristeza me da de esta reelección, que no sólo nada va a ser hecho para revertirlo, sino que decididamente adrede, de manera más obvia o más sutil, se trabajará para que nuestra población no sea más educada. Hoy puede ser alguien imponiendo sus órdenes caprichosas; mañana serán esos los auténticos principios de la mayoría, porque las consecuencias de tocar la raíz de la formación de ideas no sólo arruina a una generación, sino que se arrastra y se amplifica con el paso de las mismas, porque el tiempo recrudece.

    • mgeiras dice:

      Carolina, hacés un buen punto indicando que la división de la sociedad argentina entre K y antiK en gran parte está impulsada desde el gobierno que favorece la confrontación y solamente hace gestos de abertura y diálogo cuando está mal en las encuestas o tiene una elección en el horizonte. Saludos.

  12. Carolina: educar a lo mejor no es crear pequeñas carolinitas que piensen como vos. Si pretendés apertura mental, ponete un poco en los pantalones del prójimo. Es muy pretencioso tratar de tonta a la población porque no te gusta como vota. Gente no educada formalmente puede pensar, sabelo.

    Es una mala costumbre del denominado espacio liberal el entender que se encuentra en un lugar de superioridad analítica. Ese es el motivo por el cuál no se puede llegar a acuerdos. Bien expresado está en algúnos comments el asunto de quedarse en puras intenciones.

    Martín, no me malinterpretes: que buenas son las buenas intenciones! por algo se empieza y sigo tu razonamiento aunque me quedo en algunos escollos; lo del talento como sinónimo de random no me cierra. Es aleatoria la pertenencia a una clase -la dotación inicial de factores si la querés. Talento es otra cosa.

    Saludos y gracias por el espacio.

    • mgeiras dice:

      Nahuel, Santiago es tan preciso en su argumento que distingue las dos cosas: nacer (o no) en un hogar acomodado y poseer más o menos talento. Por eso la distinción. De hecho ambas cosas son aleatorias exante si pensamos que el individuo existe «detrás del velo de la ignorancia» antes de nacer. Expost los individuos de la sociedad deciden después de nacer y sabiendo si lo hicieron en un hogar acomodado o no. De manera que lo único que queda de aleatorio es la distribución de talento (y agregaría las fluctuaciones de la demanda social por el mismo). Saludos.

    • Carolina dice:

      En primer lugar, lo que entiendo por educar esta perfectamente definido en mi comentario, y abarca poder pensar como yo, o como 40 millones de personas mas. Lo que con toda seguridad no incluye es la imposición de ideas que se pretende al declarar como enemigo a quien no las comparte. En segundo lugar, el post es de por que no votamos a este gobierno, y por lo tanto mi opinión esta completamente sesgada en esa direccion y no pretende ser mas que la opinión de uno de los votantes en el 46%. Mis disculpas si fue ofensivo, aunque me sorprende porque no fue escrito con intención de mostrar desprecio hacia nadie, mas que al gobierno mismo

    • guido dice:

      Carolina, no me declares como tu enemigo a mi (y al 54%) que soy oficialista, ni muestres desprecio por mi y el 54% de la población. Es una actitud muy fea y nos impide llegar a consensos.

  13. victorlustig dice:

    despues de leer esto, la verdad me queda un sabor amargo en la boca, para que nuestro escritor del post lo entienda, yo tengo un titulo, 2 posgrados (1 en management, 1 en ciencia dura) soy ingeniero y fui 4to sobre 300 tipos en el examen de ingreso a la facultad, amen de hacer toda mi carrera trabajando, y, podemos discutir si el gato esta vivo o muerto adentro de la caja Martin.

    pero nunca, nunca pondria talentos naturales sobre el promedio, o, algo equivalente, estar a la derecha de la campana de Bell, y podria decirlo, mis viejos bajaron del barco en el 50 y ninguno habia pasado la primaria, ni la secundaria, yo fui el 1ro que lo hizo, y, trabajando desde los 13 años

    entre otras razones, por que en los 90s la economia fue manejada por precisamente gente con esos titulos, esos procederes, ese desprecio, y, asi terminamos.

    El querer ser dueño de la verdad denostando al otro es quizas lo que pareceria generar el rechazo, la verdad, como dije antes, puedo o no coincidir con lo que dice, pero, no como lo dice, ni como desprecia a quien no esta de acuerdo.

    El problema pasa por que aquellos que estan el los ultimos percentiles de capacidad, en general, estan en los primeros para entender como transmitir sus ideas, dicho en lenguaje comun, no tienen la menor idea de como bajar al barro y convencer a la gente, y, creen que la gente debe creerles a pies juntillas que en el futuro si seguimos asi estaremos de 10, o, la economia esta en piloto automatico, inmortal frase de R.Fernandez, asi fuimos…

    en fin, esto es un rant largo, y si quiere, borrelo

    saludos cordiales

    • Gonzalo W Costa dice:

      Victor, no puedo defender al gobierno de Menen porque siempre tuve una actitud critica hacia el mismo, aunque debo reconocer que algunas de las decisiones economicas-financieras eran adecuadas. Pero nunca fueron acompañadas por las necesarias decisiones politicas complementarias en lo politico-estructural. De hecho hay mucha y buena literatura de esa epoca al respecto. Por lo tanto en economia habia muy buenos y excelentes profesionales – incluyendo de carrera en el ambito de la administracion publica – que hoy NO estan. ¿Por que? Porque desde 2003 se da espacio a la mediocridad y se paga por ello. No hay aliento a la capacitacion, a la educacion continuada, al desarrollo intelectual, al observar que es lo mejor y aplicarlo, al analisis de pñoliticas publicas. Lo que hay es soberbia, prepotencia e ignorancia. A eso atiende la nota de SG. En cuanto al esfuerzo y sacrificio de nuestros mayores, mis padres bajaron del barco en el 20 y tambien comence a trabajar a los 13 años. Eso no me hace ningun heroe. Lo que ratifica es que el esfuerzo y el sacrificio personal debe tener como correlato el reconocimiento a la dignidad del trabajo. Algo que estas administraciones populistas desprecian. Como desprecian todo cuanto hace a la Instituciones de la Republica. Bueno digamos que ya no existe la Republica Argentina como tal, solo quedan los escombros.

  14. El del Sur dice:

    Martín, el error del amigo con dos títulos es que se contradice en su pensamiento, hay dos cosas que no pueden ser simultáneas y la política, evidentemente en sus dos títulos no le han enseñado, no es lo que él cree (su superioridad en el percentil no sé quien la ha determinado, Madoff seguro que tambien estaba por arriba del 50%):

    «Para mí, una república viva como la que quiero para vivir mi vida es un lugar donde se pueda hacer a la vez lo que todos queremos que se haga… Hay muchos argentinos que queremos cosas distintas y tenemos que tratar de que la mayoría de esos planes de vida puedan llevarse a cabo a la vez. Que es difícil, ya lo sé, pero de encontrar soluciones a esas dificultades trata justamente la política; si no, ¿de qué se trataría?» Es un error garrafal de análisis y concepción social, además que divide lo que hace con sus amigos de lo que debería hacer respecto al resto… un pensamiento complicado y, a mi entender, equivocado por el sesgo.

    Segundo, él votó a Carlos… 6 años después de su inicio, ojo, a Cristina la votamos, 8 años después de su inicio con crisis y elecciones empatadas en el último tercio, y habiendo aprendido que pasó después de 1995 y como terminó en el 2001 lo que hizo Carlitos, no se olviden que la mayoría de nuestros dirigentes de esos años, eran liberales como Uds.

    Con afecto,
    DFT

  15. El del Sur dice:

    Perdón pero vuelvo, entiendo el pensamiento de Santiago viendo los informes de Exante que están en el Ámbito web (para los que tienen abono) de los años 2003 y sucesivos y la realidad desde esa época hasta hoy, como dice Víctor L. chocar la calesita es el mejor concepto… que nos habría esperado
    Con cariño,
    DFT

    PD, hay lugar para todos, no veo donde está el problema o no se venden más Q4 y cerraron los restó? seamos amplios…

    • victorlustig dice:

      corto, la frase de chocar la calesita es de Asis, y, capaz que lo que mejor aplica aca es esto:

      Depuis le peu de mois que le Bourbons règnent, ils vous ont convaincu qu’ils n’ont rien oublié ni rien appris.

      total, aca estamos a la derecha de la media, no se cuantos sigma (Taleb se debe estar riendo)

  16. NGC dice:

    Belen dice:
    28/10/2011 en 10:41
    Entonces en el continente africano la mayor parte de la población tendría que ser deficiente mental. Por favor, seamos serios.

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    mgeiras dice:
    28/10/2011 en 17:50
    Belén, si querés ser seria pensá más antes de escribir un comentario. Que en una dada sociedad los ingresos dependan de las habilidades no implica que el sueldo por unidad de “talento” sea el mismo en distintos países. Sino la gente no tendría incentivos para migrar.

    Martin, estas hablando de Talentos + Capacitacion. Capacitacion es cuestion de posibilidades. con lo cual, lo que vos llamas talento tambien quiere decir, en algun punto, capacidad economica de tus viejos, haber tenido padres con cierto nivel de educacion y demas. me parece que el taleno per se, no es garantia de NADA.

    y ahi justamente esta la diferencia con la apreciacion de Belen. puede haber mucho talento en africa pero las oportunidades no abundan.

    Al margen, excelente redaccion de la nota. gran claridad. felicitaciones.

  17. Lucas dice:

    Esta ha sido una semana de mucha introspección y razonamiento en mi caso particular, aunque quizás lo mejor sería repetir este ejercicio mental en una fecha algo más alejada del calor electoral.
    Hay una pregunta que el autor se hace y que también me he hecho varias veces:
    «¿Podemos ser felices las dos mitades de argentinos en un mismo país o la felicidad de unos excluye la de los otros?» En otras palabras, ¿es posible la convivencia democrática, pacífica y republicana de ideas tan antagónicas como el populismo y el liberalismo?
    Otra afirmación que comparto es la siguiente:
    «Como soy liberal en mis principios, toda forma de colectivismo que no sea extremadamente moderada me resulta incómoda, me aprieta el zapato.»
    La socialdemocracia de Binner o Alfonsín no produce incomodidad. Tampoco es incómoda la existencia de un conservadurismo/democracia cristiana relativamente moderno y tolerante. Pero el populismo es realmente desagradable.

    Tenemos adelante nuestro una tarea titánica: persuadir a buena parte de ese 54% de que el camino que ha elegido para realizar sus fines de libertad, prosperidad, dignidad e igualdad sólo traerá nuevas desilusiones. Que nuestra oposición no es resultado de ser «vendepatrias», cipayos u oligarcas sino la conclusión de un largo proceso de razonamiento, análisis de evidencia, contacto con otras experiencias políticas, sociales y culturales, y, por qué no, de diferencias estéticas, éticas y políticas. Qué el árbol de la bonanza actual no puede tapar el bosque de la corrupción, el desmanejo, el despilfarro, el doble discurso, la incompetencia, los deseos de endiosamiento.

  18. Santiago Gallichio dice:

    Qué bueno, Lucas, que tomes la posta de la nota donde pretendí que quedara, es decir, en que hiciéramos un ejercicio de reflexión, obviamente autocrítica, en vez de ahondar las diferencias. En cuanto a la tarea titánica que imaginás, no la comparto del todo y justamente busqué con la nota un camino intermedio: no pedirles a los kirchneristas que noten su error, ni siquiera mostrándoles los males que pueden venir si seguimos así, porque pueden refutarlos y tal vez hasta tengan razón. Mi punto es qué pasaría incluso cuando esos males no sobrevinieran, cuando el país siguiera bien como ellos lo ven… pero nosotros (el 46%) aún así no nos convenciéramos y quisiéramos otra relación con el gobierno que contemple nuestra forma «liberal» de entender la libertad. ¿Podrían ellos encontrar maneras de convivir o el único camino que conciben es el de seguir con el modelo a full hasta que todos (o casi todos) nos convenzamos de que es lo mejor?

    • El del Sur dice:

      Santiago, un gusto que nos crucemos. La pregunta es, en que franja del 46% estás? porque FAP not equal Duhalde not equal UDESO not equal San Luis y menos igual a Altamira o Carrió. No me parece que de estos que te menciono haya «liberales» o deberíamos definir el liberalismo del peronista De Narváez o del peronista Duhalde o del socialista Binner. Creo que el problema radica en que no son el 46% y por ahí viene la mano.
      Un placer saludarte y poder polemizar sin intermediarios.
      Cordialmente,
      DFT

    • Santiago Gallichio dice:

      Da lo mismo dónde estoy dentro del 46%. Mi hipótesis es que todos, o la grandísima mayoría de ese 46%, no nos sumamos a Cristina justamente por nuestros principios liberales. Digo esto en el sentido más amplio posible: amplio pero suficientemente restrictivo como para expresar que somos los que nos sentimos incómodos en un sistema tan centralizado (por decirlo del modo más suave e inofensivo posible). Me parece que ese es el punto común y el que deberíamos explorar como algutinante político.

    • Lucas dice:

      «En cuanto a la tarea titánica que imaginás, no la comparto del todo y justamente busqué con la nota un camino intermedio: no pedirles a los kirchneristas que noten su error, ni siquiera mostrándoles los males que pueden venir si seguimos así, porque pueden refutarlos y tal vez hasta tengan razón.»
      Tengo que disentir. Dentro del 54% hay un componente muy importante de votantes pragmáticos, ligeramente conservadores, que no dudarán en abandonar el barco ante el primer indicio serio de tormenta en el horizonte. Ya lo hicieron en 2009.
      Creo que es posible persuadir a buena parte de este electorado con una propuesta liberal moderna y de baja confrontación.

      «Mi punto es qué pasaría incluso cuando esos males no sobrevinieran, cuando el país siguiera bien como ellos lo ven… pero nosotros (el 46%) aún así no nos convenciéramos y quisiéramos otra relación con el gobierno que contemple nuestra forma “liberal” de entender la libertad. ¿Podrían ellos encontrar maneras de convivir o el único camino que conciben es el de seguir con el modelo a full hasta que todos (o casi todos) nos convenzamos de que es lo mejor?»
      Observando lo afectos que son los ultrakirchneristas a las ideas conspirativas, a la caza de brujas, al centralismo/verticalismo y a ciertos comportamientos autoritarios/fascistoides, dudo mucho que toleren demostraciones públicas de pensamientos fuertemente opositores. La forma en la que se trató a Elisa Carrió, la opositora más vehemente, desde los medios oficialistas y paraoficialistas es un indicio del tono con el que se pretende dialogar públicamente.
      Claro que no quiero imaginarme viviendo en un país donde haya que contemplar la autocensura, la resignación.

      Gracias por el espacio para la reflexión.

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