He estado 18 días en Argentina, en Buenos Aires para ser más precisos. Ya hace una semana que he regresado a Madrid y mirando mi estancia, y releyendo las notas anteriores, es hora de escribir este último aporte a un plan económico que nunca entrará en órbita.
Encontré un país desquiciado, desahuciado y en franco declive (siendo honrosas excepciones las Universidades de San Andrés y Di Tella que están creciendo en carreras, alumnos e infraestructura). Es cierto que, como había leído antes de viajar, los restaurantes estaban casi siempre llenos incluso en noches a mitad de semana. Pero no olvidemos que en el Titanic se seguía bailando con el barco herido de muerte.
En mis primeras 24 horas sufrí un corte con acampada en la 9 de Julio y un paro en una línea de subte por conflictos gremiales. Un domingo tomé un tren a Tigre para almorzar con familiares y la formación se detuvo a 100 metros del andén por un desperfecto. Después de media hora anunciaron que había que bajar y caminar. Tardé otros 15 minutos en salir por la única puerta abierta y en la cual no se colocó escalera para facilitar el descenso desde más de un metro de altura. Nada que sorprenda con un boleto a menos de dos centavos de dólar. El populismo es gratis y carísimo a la vez, todo en todas partes al mismo tiempo.
Pero lo que más me impresionó de estas viñetas de deterioro fue un acampe en la Casa de Jujuy en Santa Fe y la 9 de Julio con varias manifestaciones en los días que estuve. Entiendo las manifestaciones cuando se estaban por aprobar las reformas constitucionales. Pero una vez estas se adoptan (y con algunos cambios por las presiones) hay que aceptar las reglas de juego y moverse hacia adelante, al futuro. Y estas manifestaciones recrudecieron cuando en Jujuy hubo detenciones: al ser ejercido el poder de represión en el Norte uno protesta donde sabe que la policía no actúa.
El colmo igual fue que hubo un día en que mientras los kirchneristas seguían ensañándose con la Casa de Jujuy, los anti-K se manifestaban en la Casa del Chaco por el casi seguro femicidio perpetrado por una familia de punteros políticos muy cercana al actual gobernador. Buenos Aires, más que una gran ciudad resultó ser un gran happening político. Bueno, el que eligió viajar en período pre-electoral es calavera y no debe chillar.
Esta debiera ser una nota sobre reformas estructurales y podría enumerarlas: Desregulación al nivel de lo hecho 30 años atrás, re-privatización parcial de todas las empresas públicas (manteniendo una participación estatal ya que el gen argentino es idio-nacionalista), eliminación de todos los privilegios ya sea de sindicatos o empresas, apertura de la economía (eliminando en no más de dos años el régimen de Tongo del Fuego). No puede ser que la ropa en Argentina, al cambio paralelo, sea más cara que en Europa.
La realidad es que la cantidad de reformas que hay que hacer es fenomenal. Y el camino está sembrado de escollos y ladinos que buscarán mantener sus privilegios intentando sobornos y extorsiones. Dado esto mi impresión es que el próximo gobierno, salvo una excepción a mencionar en el próximo párrafo, está condenado al fracaso. Habrá un período de ilusión, más corto que los anteriores, y eventualmente la atracción gravitatoria de ese agujero negro en que nos estamos convirtiendo hará su ruin trabajo.
La excepción es alinear una serie de medidas y crear un relato alrededor de las mismas que logren, con lo justo, alcanzar la velocidad de escape. La razón por la cual la primera nota de esta serie estuvo centrada en el acuerdo comercial del Mercosur con la UE es que sirve como un poderoso ordenador. Pero lo mismo puede hacer un plan coherente, consistente y a prueba de renegociaciones. Y debo agregar, gracias al aporte café mediante de un amigo periodista económico, que es muy importante que el ministro de Economía sepa comunicar, y no vender humo como el actual.
En conclusión, mi posición es la de un moderado pesimismo. Y eso siendo optimista.
Si tenemos suerte que acceda de presidenta Patricia Bullrich tratará de hacer todo lo que propones. Hbra un golpe inflacionario por aggiornamiento de tarifas y del vanor del dólar y algo de sangre en la calle porque enviarán a los boludos a hacer piquetes. Pero cuando hay gangrena no queda otra solución que cortar.
Estimado Pepe,
De los peronistas solo cabe esperar palos en la rueda. Basta recordar los desastres callejeros por modificaciones cosméticas en el sistema de jubilación a fines de 2017. Pero con paciencia y buena comunicación cambios reales se pueden lograr. En este caso recordemos a Margaret Thatcher y la determinación con la cual quebró la huelga de mineros sin que se le desmadrara el resto de la sociedad.
Saludos.