El ajuste no se estatiza

02/07/2012

El kirchnerismo proclama la intervención estatal en la economía, y la aplica en varios frentes (AFJP, YPF). Pero cuando debe realizar un ajuste para corregir desequilibrios macroeconómicos en lugar de tomar la iniciativa, deja que sea el mercado el que actúe. Luego de las elecciones de octubre del año pasado se esperaba la aplicación de medidas que redujeran los subsidios a la energía y, en menor medida, el transporte. Reducir los subsidios mejora la situación fiscal, y al disminuir la demanda de energía se reducen las importaciones (quitando presión a la devaluación del tipo de cambio), y se dan señales de precios para incentivar la inversión en generación local de gas y petróleo.

Cerca de fin de año el gobierno realizó anuncios que indicaban cierta voluntad de realizar este ajuste. Y digo «cierta voluntad», porque al mismo tiempo se imponían controles de cambio que reflejaban una concepción más voluntarista de la economía. Con las protestas por los aumentos de las tarifas, y el accidente ferroviario en Once, se decidió dar marcha atrás con el ajuste y en su lugar vino la reforma de la carta orgánica del Banco Central para permitir el financiamiento del déficit fiscal con emisión.

Es raro ver que un gobierno tan dirigista como este se resigne a que el ajuste lo termine haciendo el mercado. Es que si algo prevalece sobre la ideología económica del kirchnerismo es su ideología política. Esta reclama un poder total que no tolera críticas, y por ende minimiza los anuncios que puedan generar malhumor social. Que el malhumor está aumentando se pudo ver cuando el pasado martes Cristina mostró su faceta depresiva al hablar un día antes de la movilización de Hugo Moyano. Su semblante desencajado hizo que ayer varios columnistas políticos recurrieran a la psicología para analizar la coyuntura política del país. Por ejemplo, en nota de Carlos Pagni en La Nación:

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