Zanola, Pedraza, Moyano

A principios de diciembre del año pasado me preguntaba en un post ¿quién quería ver preso a Moyano? Creo que ahora tengo más claro cual sería la respuesta: el cristinismo. En una nota publicada hoy en Clarín, Eduardo van der Kooy describe el surgimiento, tras la muerte de Néstor Kirchner, de esta corriente interna de ultras y jóvenes en el gobierno que se caracteriza por pretender retener el poder prescindiendo del peronismo,

Los jóvenes y muchos veteranos K son los que fogonean también el proyecto de Cristina de mostrarse como la cabeza de un ciclo superador del peronismo . Por eso influyeron en el juez Norberto Oyarbide, a través del secretario de Justicia, Alejandro Alvarez, para la detención de Gerónimo Venegas. Lo que no supieron prever fue la reacción corporativa del sindicalismo. Se relamieron, además, con el arresto de José Pedraza. En el medio está el crimen del militante del PO, Mariano Ferreyra.

Insostenible para ellos y los Kirchner, Pedraza simbolizaría, como pocos, la vieja y decadente burocracia sindical.

Y el sindicalismo tradicional es la columna vertebral del peronismo. Como dice Rubén Zorrilla, citado hoy en una nota de Ricardo Carpena en el suplemento Enfoques de La Nación,

El peronismo nace de una guerra contra el sistema de partidos que ya estaba formado. Perón organiza a los sindicatos, lo que le da sustancia y contenido a su política, y cuando cae, en 1955, el sindicalismo se hace cargo de las tareas políticas. ¿Quién fue el mayor enemigo del partido peronista? Perón, que sólo quería una organización formal para presentarse a elecciones. Cuando el líder desaparece, queda la genuina élite sindical que va a conquistar con sus propias luchas, méritos y conflictos el poder político que debía haber tenido el partido peronista. La principal traba para alcanzar la consolidación del sistema de partidos es el sindicalismo. Hace falta que desaparezca del área política, que quede supeditado a un partido peronista. Pero hoy, y desde hace muchos años, el sindicalismo es el principal partido político y, además, la institución más rica del país.

Volviendo al planteo de este post, mi lectura de los hechos indicaría que el sector más radicalizado del gobierno quisiera llevar a la cárcel a los popes del sindicalismo peronista. Alguien podría decir que Moyano está protegido porque Cristina lo necesita, pero podemos responder como dice van der Kooy, «al menos por ahora». Otro podrá decir que es una estrategia a dos puntas del gobierno, que por un lado busca seducir a la clase media con medidas como el arresto de Zanola y Pedraza, pero por otro lado resguarda las bases de poder de los mismos (la obra social de bancarios está de nuevo bajo administración del sector sindical afín a Zanola). Podría ser, pero está explicación presupone un grado de inteligencia y capacidad estratégica que el gobierno parece no tener.

Si Moyano, y el resto de los «gordos» que todavía están en libertad, dedujera que el cristinismo tomaría como estandarte de un segundo gobierno de Cristina (primero en realidad) el desmantelamiento del sistema sindical existente, no sería de extrañar que empiecen a operar contra el gobierno, incluso buscando una alianza con referentes del Peronismo Federal. También el peronismo no kirchnerista, i.e. casi todo el peronismo, podría salir del letargo y tomar en cuenta que con estos términos de intercambio si el cristinismo llega al poder por las urnas podríamos estar ante el comienzo del fin del PJ a nivel nacional (por ahora los liderazgos provinciales no son cuestionados por los ultras del gobierno, salvo cuando puedan hacerle sombra a Cristina, como es el caso de Scioli).

¿Cómo se podría producir un desmantelamiento del sindicalismo peronista? Tanto Cristina como un gobierno opositor que tuviera deseos de hacerlo tendría que, como mínimo:

  1. Lograr la sanción de una ley de libertad sindical. No hay nada como la competencia para erosionar los monopolios.
  2. Reformar el sistema de salud en forma integral, reduciendo o eliminando el rol de las obras sociales sindicales.
  3. Respaldar a la Justicia en las investigaciones de corrupción sindical, y emplear la fuerza para evitar bloqueos y otros abusos.

Para terminar copio el último párrafo del mencionado artículo de Ricardo Carpena:

«El sindicalismo peronista es como un vampiro que te seduce, te convence de que sus dientes filosos no te harán doler y, sobre todo, te garantiza inmortalidad, pero aceptar sus condiciones equivale a ser un muerto en vida, a resignarse a la condena de una sangría eterna», graficó poéticamente un ex funcionario de la cartera laboral que prefirió no ser identificado, quizá porque alguna vez sufrió alguna mordida. En eso, igualmente, es uno más de esos tantos dirigentes políticos que caminan con sus marcas en el cuello, creyendo que preservan un poder que, en el fondo, hace rato perdieron.

4 Responses to Zanola, Pedraza, Moyano

    • mgeiras dice:

      Demián, gracias por el link. Es interesante leer tu visión diferente pero no divergente del tema (lo que se dice «food for thought»).

  1. yo dice:

    Hoy en día, con lo desprestigiado que esta el sindicalismo, ponérsele en contra es una de las cosas que recauda más votos, como pasó en Córdoba, que cuando los municicpales empezaron a crear un montón de problemas el gobierno ganó un montón de votos por confrontarlos, y pasó a confrontarlos sólo para ganar más votos.

    Uno de los delincuentes amenazó con «quemar todo», y lo metieron en cana por apología del delito. De ahí en adelante se convirtió en un caballerito civilizado, y dejó de quemar árboles en las plazas.

    • mgeiras dice:

      Es cierto que da rédito político enfrentar a los «malos» sindicalistas, pero si es un enfrentamiento creíble. Si Sanz o Macri salen a hablar mal de Moyano, a menos que digan de qué forma lo confrontarían yo no creo que eso les reditúe mayor caudal de votos.