Salir del cepo sin salir

Estamos a diez días de las elecciones presidenciales más abiertas desde 2003. Y con riesgo de tener el mismo resultado: más kirchnerismo a.k.a. peronismo a.k.a. populismo. Es interesante que la Argentina haya sido tan populista, en el sentido de nacionalista cerrada al mundo, en la década que el mundo fue tan generoso con el país. Es cierto que ser populista en época de vacas flacas es costoso, pues es el momento que necesitamos ser más eficientes y recibir capitales extranjeros. Pero llama la atención la dificultad para generar instituciones que limiten nuestra tendencia natural al corto plazo cuando tenemos términos de intercambio favorables.

Una de las políticas preferidas del populismo es la de atrasar el tipo de cambio en tiempos electorales para ilusionar al pueblo con riquezas inexistentes. Se vió el año pasado en Brasil, y la devaluación del real recuperando terreno en los últimos meses. También se vió en Argentina en 2011, y creo que el cepo inicialmente fue un mecanismo para manejar las expectativas y devaluar en forma controlada. Pero el control se descontroló ante la ausencia de voluntad política para hacer el necesario ajuste que evitara que la devaluación se licuase (como le pasó el año pasado a Kicillof). Hoy el control de cambios está por cumplir cuatro años, y Daniel Scioli espera que el dólar barato le genere buena onda.

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Creo que no está en discusión que el dólar oficial está atrasado. En una nota publicada en La Nación hace unas semanas, de la cual copié el gráfico precedente, Carlos Rodríguez de UCEMA distingue tres tipos de cambio reales del país, el del relato, TRC1 (oficial deflactado por precios del INDEC), el oficial TRC2 (deflactado por la inflación verdadera), y el paralelo TRC3 (blue deflactado como corresponde). El primero se usa para sostener que el país no tiene un problema de competitividad, el segundo muestra niveles cercanos al final de la convertibilidad, mientras que el tercero estaba en un nivel intermedio.

El mercado libre del blue es sabio. No cree que es tan alto como indica el TRC1 del relato ni tan bajo como lo mantiene el actual control de cambios en TRC2. El nivel TRC3 se ubica entre ambos valores. En julio pasado, el dólar relato (TRC1) era de 260; el dólar relevante para el comercio (TRC2), de 93 (debajo del índice 100 de la convertibilidad), y el dólar blue real, de 150. Algún ajuste será necesario.

Es un problema para el próximo gobierno que el tipo de cambio oficial esté tan apreciado? Para ello es importante determinar hasta qué punto la economía real se guía por él mismo para la toma de decisiones. Para ello encuentro muy interesante un post en Foco Económico de Andrés Neumeyer de UTDT. En un gráfico, que reproduzco debajo, muestra los tipos de cambio reales del país (oficial y paralelo, deflactados comme il faut) y los compara con los de otros países de la región. La lección es que mientras el oficial se aprecia, el paralelo ha seguido una trayectoria parecida al promedio de América Latina desde comienzos de 2013: depreciación moderada.

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Adaptando un análisis de Schmitt-Grohé y Uribe, que suponen rigideces nominales para estimar el costo de una apreciación como la experimentada por Argentina en los últimos años de la convertibilidad, Neumeyer concluye que, dado que la Argentina no sufre hoy en día de un aumento significativo en el nivel de desempleo ni presiones deflacionarias, las decisiones reales toman al dólar paralelo como referencia y no al oficial.

La disparada de la serie para el tipo de cambio real para Argentina medido con el dólar oficial para el año 2015 en el gráfico sorprende. Un aumento tan grande en el precio relativo de los bienes no-transables puede racionalizarse por un fuerte aumento en la demanda o por un atraso cambiario importante. Las dos opciones son inconsistentes con el comportamiento del mercado de trabajo. El shock positivo a la demanda es inconsistente con la caída del empleo y el desajuste cambiario es inconsistente con el bajo nivel de desempleo y la moderada caída en el empleo.  Si Argentina necesitase una devaluación real superior al 50% veríamos fuertes presiones deflacionarias y altísimos niveles de desempleo como en los últimos años de la convertibilidad o como en los últimos cinco años en Grecia.

Una manera de reconciliar el comportamiento del tipo de cambio real y el del mercado de trabajo, a la luz de la teoría económica,  es que los precios internos de los bienes transables estén valuados al dólar “blue” y no al dólar oficial…. El tipo de cambio real valuado de esta manera se comporta de manera bastante similar al de los otros países de la región en el gráfico.

Esta evidencia [indica] que no hay atraso cambiario en Argentina.  La economía argentina pareciera operar al compás del dólar “blue” y no al del oficial.

Reconciliando lo que aprendemos de estos análisis tenemos que el dólar oficial está atrasado, pero que para la economía real esto es irrelevante ya que nadie toma este indicador en serio, tomándose el paralelo como referencia para la toma de decisiones. Podríamos tomar esta situación como un ejemplo de la máxima de Abraham Lincoln: «Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo.»

Ahora bien, de qué manera le puede servir esta observación al próximo gobierno. Se me ocurren dos conclusiones. En términos económicos no debiera haber grandes costos de abandonar el cepo rápidamente, pues los precios, en promedio, ya reflejan el dólar paralelo. Uno de los mayores temores ante una «megadevaluación» el el pass-through a precios. Pero en el caso de la Argentina hoy en día el pass-through ya está hecho con lo cual no habría salto en la inflación. O sea, que sincerar el tipo de cambio parece ser una situación de pura ganancia, siempre que haya un plan consistente y creíble de fondo (sino ya lo habría hecho el actual gobierno).

Falta incorporar en el análisis los factores políticos. Cristina y sus secuaces esperan que la devaluación la haga el próximo gobierno para usar el dedo acusador y decir que con ellos esto no pasaba. Y si bien es necesario hacer un ajuste (el déficit fiscal se estima en 7% del PBI) usando deuda pública se puede amortiguar el impacto y hacer un ajuste gradual. Pero para el argentino medio, un salto en el dólar oficial tendría cierto parecido a un ajuste violento, y dejaría al nuevo gobierno con menor márgen de maniobra para la toma de decisiones políticas.

Es por eso que mi segunda conclusión, en términos políticos, es que el nuevo gobierno mantenga el dólar oficial por un tiempo, hasta ganar confianza (un año?). Pero solamente pour la galerie, digamos que como un subsidio a los trabajadores formales (como funciona hoy el «dólar ahorro»). Para el resto de la operaciones (importaciones, exportaciones, financiero, tarjeta, turismo, etc.) un mercado libre. Por supuesto que habría que tener cuidado con aspectos legales, como dejar en claro que en contratos no es necesario usar el dólar «oficial». Pero sería una forma elegante de salir del cepo con todos sus efectos positivos, sin hacerlo para ahorrarse los costos políticos.

Una aclaración final. Este análisis presupone que el próximo gobierno podrá implementar un plan de ajuste. Recientemente Joaquín Cottani, en una entrevista en La Nación, considera que el próximo gobierno no podrá bajar el gasto nominal viendose forzado a intentar un enfoque gradual, para lo cual deberá mantener por un tiempo el control de cambios. Será que cree que gana Scioli?

 

7 Responses to Salir del cepo sin salir

  1. Jorge dice:

    Hola Martín.
    El Modelo Australiano nos enseña que no solo es necesario un cambio en precios (relativos) sino, además, una «expenditure-reducing policy». Me parece que la nota de Joaquín apunta a eso. Abrazo

    • mgeiras dice:

      Hola Jorge,
      Gracias por el comentario. Hoy en día se discute (no tan abiertamente) sobre la necesidad de hacer un ajuste fiscal y devaluar. Mi nota rescata el análisis de Neumeyer que una devaluación no implacaría un cambio de precios relativos (al menos no tan grande como la devaluación en sí) pues para los agentes económicos el dólar relevante es el paralelo.
      Creo que lo que Cottani quiere decir es que a pesar que un ajuste fiscal es inevitable, el próximo gobierno no va a tener margen de maniobra para implementarlo de entrada y va a tener que ir por el «gradualismo». En un post de junio (iba a poner reciente, pero escribo tan poco :)) hablé de la disyuntiva gradualismo vs. shock. Básicamente digo que siempre que hay un cambio creíble de políticas hay un shock. Y que de los candidatos a presidente Scioli es quien probablemente tenga más problemas para presentar un plan creíble y por eso tenga que ser más gradual (de ahí mi comentario del final).
      Un fuerte abrazo.

  2. Gonzalo Walter Costa dice:

    Muy buen análisis. La pregunta del millón ¿hay políticos con capacidad de «entendimiento» para aplicar el sincericidio?

    • mgeiras dice:

      Gonzalo,
      Creo que la sociedad argentina podría votar por un estadista que, teniendo un discurso moderadamente populista, logre armar consenso e instituciones duraderas. El problema es que los políticos que tenemos no son estadistas y se guían por encuestas. O sea no les pidamos que miren más allá del cortísimo plazo.
      Saludos.

  3. Leo dice:

    Pero si en los precios ya se refleja el nivel del blue como se explica la inflacion de 2014 despues de la devaluacion ?

    • mgeiras dice:

      Leo, desde el comienzo del cepo los precios de transables han tomado en forma creciente al blue como referencia. No es un fenómeno de un año u otro.

  4. Zorba dice:

    Siempre el campo del vecino parece mas verde, en este caso parece que es verdad, pero si desde el campo del vecino se ve otro mas verde? ¿que es lo que pasa?.
    Saludos