La apuesta que debería haberle hecho al FMI

28/02/2012

Este no es un post repitiendo el argumento que no hay que ampliar el capital del FMI para que pueda asistir a Europa (ver acá). Sucedió que limpiando mi oficina encontré un viejo working paper del Fondo que le había pedido a Olivier Blanchard (actual economista jefe y director de mi tesis doctoral) para hacerle comentarios. Olivier había venido a Buenos Aires a mediados de 2009 y realizó una presentación en UTDT sobre la marcha de la economía mundial.

Al terminar la misma discutimos un rato sobre la predicción que la tasa de ahorro norteamericana, que había pasado en un año del 2,5% a casi 5%, iba a seguir subiendo en el mediano plazo hasta el 7% (dado que el consumo es la contracara del ahorro, y uno de los determinantes más importantes de la demanda agregada, es importante entender cómo se veía afectado por la mayor volatilidad post-Lehman).

Para ver mejor qué razonamiento estaban haciendo le pedí una copia del paper, que puedo compartir porque está publicado. Lo que sigue es lo que le escribí a Olivier (y a Jaewoo Lee, uno de los autores del trabajo):

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Tweets de la semana

26/02/2012


Billetes para todos

24/02/2012

Hasta la tragedia de Once, el tema del mes venía siendo el de las relaciones non sanctas entre Amado Boudou y la impresora Ciccone resucitada con The Old Fund. Recuerdo haberme enterado de este nuevo ejemplo de corrupción a través del blog de Jorge Asís, y haber pensado en ese momento que entendía mejor el por qué no tenemos papel moneda de mayor denominación que el Roca de cien pesos.

La hipótesis más barajada por analistas hasta la fecha, la menciona un post reciente de Cosas que Pasan, era que el gobierno se rehusaba a convalidar la inflación acumulada desde la intervención del INDEC (nota al pie: con respecto al INDEC ver lapidario editorial en el último The Economist). Con el mismo argumento se podía publicitar la innovación como respondiendo a la mayor riqueza genuina de los argentino. Creo que al kirchnerismo le hubiese encantado construir este relato, de paso estampando la cara de Néstor en uno de los billetes.

La sucesión en el tiempo de los acontecimientos es sospechosa. Fue a mediados de 2010 que la Casa de la Moneda vió su capacidad sobrepasada para abastacer los billetes de cien que la emisión del BCRA necesitaba y se recurrió a Brasil. Los primeros pesos «reales» llegaron al país en diciembre de 2010. A causa de posibles problemas de abastecimiento un diputado de la oposición sugirió la entrada en circulación de un billete de 200 pesos. Lo que en ese momento no sabíamos, para entender la sordera oficial, era que en octubre de ese mismo año Boudou y sus amigos estaban levantado la quiebra de Ciccone.

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Los muertos de Cristina

22/02/2012

Aclaro de entrada que este es un post escrito con rabia. La tesis principal es que el gobierno nacional carga con la responsabilidad por los más de 50 muertos en el choque de un tren en la estación de Once esta mañana. Pero la furia es también con una sociedad anestesiada que acompaña infantilmente las políticas populistas que en varios ámbitos representaron pan para ayer, y hambre (y muerte) hoy.

Antes de salir de mi casa esta mañana vi los primeros flashes de la noticia en internet y escribí un twit indicando que este, y varios accidentes en años recientes, era el resultado lógico de una política de congelar las tarifas de los medios de transporte en la Capital. Las empresas concesionarias no tienen los ingresos suficientes, ni los incentivos, para mantener (menos aun mejorar) la calidad del servicio de transporte que proveían en los (ya no tan fatídicos) noventa.

Vivo en Belgrano y trabajo en Punta Chica, con lo cual suelo tomar el Mitre ramal Tigre para ir a trabajar (me beneficio de ir en sentido contrario de la hora pico). Como tantos usuarios de este servicio puedo atestiguar que la calidad del mismo venía en franca decadencia. Servicios que no respetaban la frecuencia que debían tener, formaciones que quedaban fuera de servicio a mitad de camino bloqueando por treinta minutos (en promedio) todos los convoyes que venían detrás. Como decía en el twit, «viajes baratos peligrosos» (nota al pie: Ya es hora que se abra al tránsito la calle Mitre a la altura de Cromañón. Como en casi todo los argentinos necesitamos una tragedia para tomar medidas obvias).

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Los nenes con los nenes, las nenas con las nenas

21/02/2012

Por María Eugenia Garibotti

Un tema que siempre me ha interesado es el de las diferencias entre géneros. Habiendo crecido en una sociedad no demasiado iluminada en estas cuestiones, siempre fui la chica rara a la que le gustaba la matemática. Estudié economía, donde las mujeres somos minoría. Y la pregunta que me surge siempre es de dónde vienen las diferencias1.

La psicología evolutiva da explicaciones acerca del origen de las diferencias entre hombres y mujeres, pero no son demasiado científicas – no se pueden testear. Como es una pregunta que puede estar relacionada con la brecha salarial, hay economistas que la han estudiado. Uno de los primeros papers que leí sobre el tema es un experimento: «Performance in Competitive Environments: Gender Differences», de Gneezy, Niederle y Rustichini (el link es al documento de trabajo, se publicó en el Quarterly Journal of Economics en 2003).

La hipótesis de este artículo es que las mujeres son naturalmente menos competitivas que los hombres, y eso es una potencial explicación de por qué se ven menos mujeres en posiciones jerárquicas. En particular, encuentran que el efecto es más fuerte cuando las mujeres compiten contra hombres, pero no contra mujeres. Como suele suceder con los artículos experimentales, es difícil extrapolar del resultado a la economía en general, pero lo que me interesa es ver cómo el resultado cambia cuando cambian las circunstancias.

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Tweets de la semana

19/02/2012


Moreno hace saltar la térmica

16/02/2012

El título de este post podría relacionarse con los sospechosos cortes de luz que los porteños estamos sufriendo este verano (ver esta nota cortita). No hay apagones masivos por zona, sino aislados para que no parezca que son hechos a propósito para reducir la demanda a lo que la oferta puede dar. Pero no, me voy a referir a dos temas recientes que muestran el voluntarismo de Guillermo Moreno (y otros funcionarios), y la forma en que sus medidas aceleran el desajuste hacia el cual nos conduce.

Empecemos con una perlita de hace diez días (lectores sepan disculpar la modorra del blog, pero tuve cuatro días de vacaciones seguidos de días de intenso trabajo para terminar un paper que envié ayer a un congreso). En una nota de Francisco Jueguen en La Nación se informaba lo siguiente:

Guillermo Moreno quiere estar a la moda. Y en un delicado equilibrio entre su actual misión de custodiar los dólares que salen del país y, al mismo tiempo, controlar los precios internos de la economía, el secretario de Comercio Interior comenzó en las últimas semanas a presionar a empresas de indumentaria con el objetivo de lograr rebajas -o de impedir subas- en sus productos para, a cambio, abrirles con cuentagotas la importación de parte de su mercadería…

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Tweets de la semana

12/02/2012

http://twitter.com/tweetshots/status/167638129770115072


Siguiendo con la cuestión del método en el análisis económico. (La interacción entre economistas y físicos).

06/02/2012

Por Enrique Kawamura

En mi primer post de 2012 destacaba un segundo ejemplo del método utilizado por el reciente premio Nobel, Thomas Sargent, alternando teoría y datos para un progreso sólido y creíble en el conocimiento de distintos aspectos de la macroeconomía. En aquella ocasión mencionaba un artículo sobre fluctuaciones macroeconómicas y distintos supuestos de aprendizaje. Por otra parte, en esta macroeconomía más “ecléctica” es de reconocer que, aún habiendo aceptado la posibilidad de que los agentes de estos modelos no tengan expectativas racionales y que, por lo tanto, podrían “equivocarse sistemáticamente” por un largo rato, por otro lado esos mismos agentes siguen decidiendo “óptimamente” entre períodos sobre consumo, oferta laboral, portafolios de inversión, etc., teniendo en cuenta sus expectativas subjetivas como criterio para evaluar las consecuencias futuras de sus decisiones presentes.

Sin embargo, aún este último supuesto puede ser cuestionado en distintos contextos macroeconómicos. Es probable que, por ejemplo, en etapas de muy alta inflación, incluso, de hiperinflación, la capacidad mental de una buena parte de los agentes decisores en una economía de esas características sea aún mucho más reducida que la de los agentes de esos modelos con agentes optimizadores y que aprenden simultáneamente. Como idea general, al menos, es probable que en esas situaciones la posibilidad de evaluar “futuros” sea demasiado limitada como para definir de una manera tradicional (en el sentido de la microeconomía tradicional) lo que significa una decisión óptima. Admitiendo que esto al menos es una posibilidad, la pregunta siguiente es si finalmente esto “demuestra” que este método de conjugar teoría formal y métodos empíricos cuantitativos no puede aplicarse aquí y que por lo tanto debemos renunciar a que la economía pueda analizarse con estas herramientas y apelar a “verbalizaciones imprecisas”.

Yo creo que la respuesta no es necesariamente sí. Se trata, en rigor, de pensar hasta qué punto la teoría de decisión heredada de la teoría microeconómica “standard” es todavía LA teoría a ser utilizada en este método, o si en realidad no es conveniente re-pensar esa teoría de decisión de una manera más fundamental, sin renunciar a que esa teoría alternativa sea también formalizable y empíricamente (cuantitativamente) testeable. Desde hace bastantes décadas (unas tres) algunos investigadores en el mundo (incluso en el desarrollado) han venido pensando seriamente en una alternativa a la teoría microeconómica en contextos dinámicos donde se supone que los agentes poseen un grado muy alto de limitación para evaluar “racionalmente” las posibles futuras consecuencias de sus decisiones presentes.

Estos autores que mencionaba más arriba son en una buena parte economistas pero también incluyen físicos especialistas en el estudio de sistemas dinámicos que han sabido interactuar intensamente con economistas deseosos de abrir camino a estas nuevas teorías. En Argentina el mejor ejemplo (al menos que yo conozco) de interacción en este campo es el “team” formado por Daniel Heymann como economista y Roberto Perazzo y Martín Zimmermann, como físicos. (De hecho a este “team” me he unido más recientemente, aunque bastantes años después de que ellos comenzasen a trabajar juntos). Ellos tres, además de brindar un curso sobre esta nueva literatura en la Maestría en Economía de la UdeSA, han sabido impulsar investigación concreta sobre estos temas.

El ejemplo más reciente es un paper escrito por nosotros cuatro, en el que analizamos un oligopolio de empresas que compiten en precios pero que enfrentan restricciones de capacidades de producción (los denominados oligopolios de Bertrand-Edgeworth). En el análisis de estos oligopolios desde la teoría de juegos tradicional (con empresas maximizadoras de beneficios) se concluye que, excepto en casos excepcionales, la mayoría de estos mercados no dan lugar a equilibrios sino en “estrategias mixtas”, donde cada empresa en equilibrio elige “tirar una moneda” o algo similar para fijar sus precios, algo difícil, entre otras cosas, de interpretar y de llevar a datos. En el mencionado paper proponemos comportamientos muy distintos para esas empresas: en lugar de plantear problemas de optimización interrelacionadas (que es lo que propone la teoría de juegos tradicional) planteamos reglas de decisión ad-hoc (en cuanto a su deducción) pero que llevan a dinámicas complejas respecto no sólo del precio promedio que se observa en este mercado (con esas reglas) sino también a la distribución de los precios entre las empresas. En el paper, además del planteo de las reglas teóricas, se procede a simular esas reglas dentro de este modelo para evaluar sus predicciones, para luego verificarlas a través de experimentos de laboratorio.

El resultado principal de ese paper es que una variante de la reglas más simple planteada en el modelo es el que luego mejor “ajusta a los datos” generados en experimentos de laboratorio. Esta regla consiste en que el empresario sube el precio (en un monto fijo de centavos) si vendió una cantidad igual a su límite máximo de producción (en la variante suponemos que lo sube con cierta probabilidad, y lo mantiene constante con la probabilidad remanente), y si no vendió la máxima capacidad baja el precio. Este resultado se arribó luego de que los experimentos indicasen cuál de las predicciones es la más cercana a los comportamientos de los sujetos experimentales (estudiantes de cuarto año de Licenciatura en Economía y de la Maestría mayoritariamente). El haber encontrado este resultado nos hace pensar que, efectivamente, no siempre es tan plausible suponer comportamientos maximizadores como en la microeconomía tradicional. Sin embargo, el llegar al resultado volvió a exigir la interacción entre teoría y métodos cuantitativos empíricos para sustentar semejante conclusión. No ha sido ésta producto de una retórica retorcida, sino consecuencia, una vez más, del tipo de método que caracteriza hoy a cualquier disciplina que se precie de ser científica. Hacia eso seguimos apuntando desde aquí para la Economía.


Tweets de la semana

05/02/2012